Los generales se
comieron la pastilla de la eterna impunidad
Esta semana el Presidente de la República pasó a retiro a
tres generales en actividad, entre ellos el Comandante en jefe del Ejército y
solicitó la venia parlamentaria para el retiro obligatorio de otros tres generales. Lo hizo al tomar conocimiento
de lo actuado, como integrantes de tribunales de honor que juzgaron la conducta
de connotados criminales del pasado reciente. Por primera vez, desde el retorno
a la vida democrática en 1985, un Presidente de la República ha actuado
enérgica y decididamente, asestando un golpe decisivo a la impunidad y sobre
todo a la cultura de la impunidad. Como corresponde.
“El País” y la derecha
mediática
Las actuaciones del tribunal de honor y del tribunal de
alzada hieren la sensibilidad ciudadana por los testimonios brindados por los
involucrados y por la mentalidad de quienes los juzgaron. También interpela,
masivamente, a todos quienes estos años promovieron y defendieron la Ley de
Caducidad (Ley 18 548) otorgándoles una inmerecida amnistía: expresidentes,
políticos, operadores judiciales, centros militares y el propio vocero oficial
del terrorismo: “El País”.
Ahora, han tejido una gran campaña mediática para poner el
acento en los aspectos menores y rutinarios de lo ocurrido, ocultando lo
central y medular. Todos los programas televisivos dedicados a frivolidades se
han transformado en expertos constitucionalistas. Hasta el delirante Guido Manini Ríos, un
egocéntrico con aires de estatua, es presentado como un héroe nacional con tal
de oscurecer la realidad. Quieren sentar en el banquillo de los acusados a
quienes están a favor de la verdad, de la justicia y combaten la impunidad.
Desprecian al Poder Judicial
y fueron encubridores
Una parte importante de los generales siguen despreciando la
Constitución y el sistema democrático republicano de gobierno. Se nota
claramente al leer la Resolución de los Tribunales de Honor que juzgaron las
conductas de los criminales José Nino Gavazzo,
Ricardo Maurente y Jorge “Pajarito” Silveira. El Honor de nuestras actuales Fuerzas Armadas
acepta, sin ninguna molestia o malestar, las acciones que el conjunto de la
sociedad uruguaya considera abominables y sancionables penal y moralmente.
Es lo que surge en la interpretación que los generales que
integraron dichos tribunales, Juan Fajardo, Alfredo Erramún y José González,
realizaron y realizan de las normas vigentes y de la doctrina de honor de las
Fuerzas Armadas. La firma de los tres militares en las conclusiones amerita haber
sido pasados a retiro forma inmediata por
el Presidente de la República y el pasaje a la justicia ordinaria por
encubrimiento.
Lo mismo sucede con aquellos que integraron el Tribunal de
Alzada. Demostraron ser absolutamente antidemocráticos, desconociendo las
normas constitucionales. Revelaron una complicidad alarmante con los principales
criminales de nuestro país, un desprecio absoluto por las decisiones del poder
judicial.
Para los tres generales, torturar, asesinar y desaparecer
ciudadanos, son conductas honrosas que no dañan ni la moral ni el prestigio de la institución.
Revelan un ideal de institución absolutamente contrario a las normas
constitucionales vigentes y a la sensibilidad de la inmensa mayoría de la
población. El Poder Ejecutivo hizo bien en pasarlos a retiro sin más, para
afirmar las normas constitucionales y las normas de Derechos Humanos. Son
indignos de permanecer como generales en actividad por su claro pronunciamiento
golpista. Hemos apoyado su actuación sin cortapisas en una coyuntura histórica.
Guido Manini Ríos: un
farsante
Las actas de los Tribunales de Honor han puesto claramente de
manifiesto que mintió en forma contumaz. Fue indigno de ocupar el cargo que
ostentó. Su informe al Presidente de la República presentando el resultado de
la acción de los tribunales fue una puesta en escena con pretensiones políticas
y objetivos estratégicos institucionales y personales.
Intentó presentar a
las Fuerzas Armadas como víctimas de los desmanes del poder judicial en una
coyuntura en que comienza el tratamiento
parlamentario de la reforma de la Ley Orgánica militar. Dicha ley, vigente
desde el año 1974, se basa precisamente en la doctrina de la seguridad militar
y ha llevado a que Uruguay tenga fuerzas armadas hiperdimensionadas y que son una
enorme carga fiscal.
El Gral ® Guido Manini Ríos quedó al descubierto
como encubridor de un crimen atroz, y de otras atrocidades que han sido
reveladas. Sus groseros insultos a las organizaciones que promovemos
históricamente la causa de la justicia no evitarán su condena histórica. La historia ya lo juzgó: un auténtico farsante
con delirios de grandeza.
Más y mejor democracia
La institucionalidad democrática, el Estado de derecho, es
una conquista histórica del pueblo uruguayo. No es gracias a las Fuerzas
Armadas y a la generosidad del gobierno de Estados Unidos que nuestro pueblo
tiene derecho a elegir a sus gobernantes y disfruta de libertades y derechos
que se han expandido. El proyecto político institucional de las Fuerzas Armadas
fue derrotado en el plebiscito de 1980. Es precisamente a pesar de ellos que
tenemos democracia, asentada en el dolor y el sufrimiento de miles y miles de
uruguayos que resistieron desde el 13 de junio de 1968 y levantaron la bandera
de la libertad y de la democracia.
Como colectivo de ex presas y de ex presos políticos
seguiremos demandando que sean sometidos a tribunales de honor y separados de
las Fuerzas Armadas, todos los procesados y condenados por las graves
violaciones a los DDHH. La implementación de la Resolución 60/147 de las
Naciones Unidas es el estándar de calidad al respecto, en todos los planos.
Reiteramos nuestro apoyo a la decisión del Poder Ejecutivo de
pasar a retiro a los integrantes de los Tribunales de Honor y del Tribunal de
Alzada y apoyamos todas las iniciativas destinadas a una firme actuación del
poder judicial. Es lo que corresponde para afirmar la democracia, las normas de
DDHH y sentar las bases de un auténtico Nunca Más terrorismo de Estado.
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Opinando N° 4 – Año 8 – Viernes 5 de abril de 2019