Tres
generales lo responsabilizan de ocultar información al Poder Judicial
Guido Manini Ríos, sin
adoptar nunca una firme posición condenatoria del terrorismo de Estado que
protagonizaron las FFAA, ha intentado desvincularse del mismo. Ha declarado que
era un joven militar, que no tuvo ningún protagonismo en el mismo.
El tribunal de honor a José
Nino Gavazzo y Jorge “Pajarito” Silveira fue una instancia clave: tuvo la
oportunidad de su vida para desmarcarse de los hechos del pasado reciente. No
lo hizo. Optó por no cumplir con sus obligaciones funcionales y éticas.
Prefirió pasar a la historia como encubridor de José Nino Gavazzo para
garantizar su impunidad por el asesinato y desaparición de Roberto Gomensoro
Josman y de Eduardo Pérez, conocido como el “el gordo Marcos”.
La labor periodística de
Leonardo Haberkorn lo puso al descubierto. Gracias a ello, el Dr. Ricardo
Perciballe estuvo en condiciones de solicitar la reapertura de ambas causas.
Los
militares “del proceso” desprecian a la justicia.
Los oficiales del
“proceso” no les mienten a sus superiores, como sí lo hacen a los jueces, a los
ministros y a los presidentes de la República. Esta conclusión surge de los
expedientes militares sobre tribunales de honor que actuaron en casos
puntuales, durante la dictadura, precisamente para preservar el honor de la
institución. Así lo ha puesto de manifiesto el periodista de Brecha Samuel
Blixen (1). Con total sinceridad, José Nino Gavazzo brindó testimonio en el
tribunal de honor que solicitó el coronel retirado José Manuel Cordero en
agosto de 1978.
El entonces mayor Manuel
Cordero solicitó un tribunal de honor para que juzgara su conducta, ante los
rumores sobre su homosexualidad que corrían tanto en Paso de los Toros –donde
estaba destinado desde 1977– como en Montevideo.
De igual forma actuó José
Nino Gavazzo ante el tribunal de honor que se le formó al haber sido procesado
y tener sentencia firme por 28 homicidios muy especialmente agravados junto a
Jorge “Pajarito” Silveira.
Tal como lo señaló
Leonardo Haberkorn (2), ante la jueza Elhorriburu, en Paso de los Toros,
Gavazzo dijo que nunca en su vida había visto a Roberto Gomensoro. Sin embargo,
consta en las actas, en el Tribunal de
Honor, declaró que trasladó, solo, el cuerpo del asesinado y lo arrojó a las
aguas del Río Negro, en 1973, para hacerlo desaparecer.
Roberto
Gomensoro: el primer desaparecido de las FFAA
Para mantenerse en el
poder, las Fuerzas Armadas apelaron a toda la metodología represiva disponible
en la época. La desaparición forzada de ciudadanos, junto con los asesinatos
extrajudiciales, en el marco del Plan Cóndor, la coordinación represiva de los
países del Cono Sur, fue una práctica represiva brutal. Según las cifras que se
manejan, 196 ciudadanos fueron secuestrados, asesinados y sus cuerpos
desaparecidos.
De acuerdo a Leonardo
Haberkorn, Roberto “Tito” Gomensoro, estudiante de Agronomía de 24 años de
edad, fue secuestrado el 12 de marzo de 1973. Su cuerpo fue tirado al fondo del
lago de la represa de Rincón del Bonete, atado a grandes piedras, frente a la
ciudad de Paso de los Toros. Fue el primer intento por hacer “desaparecer” a un
asesinado en una unidad militar uruguaya. Todavía funcionaba el Parlamento.
Pero el “trabajo” no estuvo bien hecho y el cuerpo emergió a la superficie seis
días después. Tuvieron que desaparecerlo otra vez.
Ante la jueza Elhorriburu,
Gavazzo dijo que nunca en su vida había visto a Gomensoro. Sostuvo que recién
llegó a prestar servicios al Grupo de Artillería N° 1, cuartel de La Paloma, el 26 de marzo de 1973,
dos semanas después de la muerte de Roberto Gomensoro.
Eduardo
Pérez Silveira: continúa desaparecido
Conocido como “el gordo
Marcos”, fue detenido por integrantes de las FFAA, el 5 de mayo de 1974 en la
vía pública, en Montevideo, contaba con 24 años de edad, tenía un hijo, era
salteño de origen y fue conducido al Grupo de Artillería N° 1, conocido como La
Paloma, donde funcionaba la OCOA. Como era habitual por parte de los servicios
represivos, fue bárbaramente torturado durante su detención. Fue visto con
vida, por última vez, el 10 de mayo de 1974 en el Hospital Central de las Fuerzas
Armadas. (3)
Durante sus declaraciones
ante el Tribunal de Honor, Jorge “Pajarito” Silveira responsabilizó a José Nino
Gavazzo por las torturas y por el asesinato de Eduardo Pérez Silveira. Continúa
desaparecido hasta el día de hoy y el Dr. Ricardo Perciballe solicitó la
reapertura de la causa.
Manini
Ríos no informó a la justicia
Los integrantes del
Tribunal de Honor del Ejército le informaron a su comandante, el general Guido
Manini Ríos, que Gavazzo había confesado haber tirado el cuerpo de Roberto Gomensoro
al río Negro.
La omisión de Guido Manini
Ríos de denunciar ante la justicia la confesión voluntaria que brindara José
Nino Gavazzo ante el Tribunal de Honor, acerca de la desaparición de Roberto
Gomensoro en 1973, hubiera permitido que continuara como inocente de dicho
crimen. La causa judicial que lo involucraba había sido archivada. José Nino
Gavazzo había sido exculpado en ella por falta de pruebas, ante su negativa.
Al presentar testimonio
ante la justicia, indagados por su participación en el tribunal de honor que
juzgó la conducta de José Nino Gavazzo y de Jorge “Pajarito” Silveira, los
generales Alfredo Erramún, Gustavo Fajardo y José González, denunciaron a Manini Ríos. Declararon que
ellos lo alertaron en dos oportunidades
acerca del tenor de las declaraciones a las cuales accedieron.
El comandante en jefe, así
consta en el expediente administrativo, desechó lo asesorado por sus generales.
Consciente de las implicancias jurídicas y políticas que la presentación de la
denuncia podía tener, optó por no realizarla y encubrir a los involucrados:
José Nino Gavazzo y Jorge “Pajarito” Silveira.
Manini
pudo colaborar con la búsqueda de los desaparecidos
Tuvo la oportunidad
histórica de contribuir al esclarecimiento de dos crímenes horrendos y no lo
hizo. Faltó a sus obligaciones como comandante en jefe del Ejército y demostró
su escaso interés en colaborar efectivamente con la búsqueda de los detenidos
desaparecidos.
Con todas las garantías
del debido proceso como corresponde, debería ser juzgado y condenado. Las
evidencias en su contra son abrumadoras.
Siguiendo la hoja de ruta de todos los criminales del terrorismo estatal, ya
recurrió a la artimaña legal de pedir la inconstitucionalidad de la ley que
creó la Fiscalía. La Suprema Corte de Justicia se expidió de manera contundente rechazando su
petición.
Ahora, se amparará en los
fueros parlamentarios para evitar ser juzgado y condenado, hasta que la
justicia solicite su desafuero para juzgarlo luego del 1° de marzo de 2020.
La investigación, el
esclarecimiento y la sanción penal y administrativa de las graves violaciones a
los DDHH, de los autores intelectuales, materiales y sus encubridores, civiles
y militares, es un paso imprescindible para afirmar la institucionalidad
democrática e impedir que ellas vuelvan a ocurrir.
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Opinando N° 21 – Año 8 – Miércoles 30 de octubre de
2019
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1) Samuel Blixen. Asuntos Internos. Brecha 12 9 2019.
2) Leonardo Haberkorn. Gavazzo sin piedad. Editorial
Sudamericana Uruguaya SA. Primera edición: diciembre de 2017
3) Ficha individual de Pérez Silveira, Eduardo,
Secretaría de DDHH para el Pasado Reciente de Presidencia de la República.