Por María José Olivera Mazzini - Brecha ´- 30 de setiembre 2022
Poeta, artista plástico, estudiante, luchador social, figura del 68 uruguayo, "paridor de monstruos infernales y de causas justas", Ibero Gutiérrez, con 22 años, fue asesinado durante el gobierno de Jorge Pacheco Areco. A 50 años de su muerte, un conjunto de exposiciones, homenajes y publicaciones pone de manifiesto todo lo que aún queda por descubrir.
Mario Benedetti y Hugo Alfaro, con perspicaz agudeza, lo advirtieron tempranamente: Ibero Gutiérrez era un creador inusual y desbordante. Las circunstancias de su asesinato, el contexto histórico y las dificultades y los peligros que suponía dar cuenta de su obra hicieron que esta no fuera pública sino hasta mucho tiempo después, de forma fragmentaria y paulatina. Gracias a la indeclinable preservación material y testimonial de, sobre todo, Sara Gutiérrez y Olga Martínez (hermana y viuda, respectivamente), hoy se encuentra disponible gran parte de su trabajo.
Desde el 23 de setiembre, aniversario del nacimiento de Ibero Gutiérrez, está disponible la exposición virtual «Ibero: diario, testimonio y memorias de un artista adolescente». El eje transversal está compuesto por los diarios de adolescencia que el propio Ibero Gutiérrez denominó Libro I (que abarca desde el 22 de julio de 1964 hasta el 15 de junio de 1965) y Libro II (desde el 16 de junio hasta el 9 de noviembre de 1965). A través del diseño multimedial, la exposición se organiza en ejes temáticos y se compone de manuscritos, collages, óleos y fotografías. Además, se incorporan hipervínculos que permiten descubrir la banda sonora del adolescente artista. Alejandra Dopico y Vanesa Artasánchez, desde la Biblioteca Nacional, han logrado hacer que la experiencia virtual no atente contra el material, ya que también incorporan un apartado que permite leer los diarios completos, la bibliografía y un texto crítico de Luis Bravo que es, al mismo tiempo, invitación y desafío.
El 24 de setiembre se inauguró, en el Museo de la Memoria, la exposición «Ibero Gutiérrez. Vuelvo otra vez». El museo cuenta con una colección compuesta por pinturas, poemas, fotografías, recortes de prensa y efectos personales, reunidos y conservados por Sara Gutiérrez. En esta exposición, que podrá visitarse durante todo octubre, podrán verse los collages y las pinturas del autor. Las obras montan entre sí sutiles movimientos en capas, en rojos y negros, en ruedas y asteriscos que tensionan productivamente la relación entre imaginación y pensamiento. La obra, como señala la curaduría de la muestra, «integra todo lo que está a su alcance, desde la pintura clásica hasta la nueva figuración. La música de los Beatles y el jazz, el cine y el teatro independiente. El surrealismo, el Pop Art, el Plac Art».
A su vez, en el paraninfo de la Universidad de la República se llevó a cabo un homenaje impulsado por Crysol que contó con la presencia de varios expositores. La apertura estuvo a cargo del rector de la Universidad de la República, Rodrigo Arim, quien comenzó subrayando el compromiso de la casa de estudios con la defensa de los derechos humanos. Señaló que en la figura de Ibero Gutiérrez también se reconoce a «una generación que apostó a la construcción colectiva, a intentar generar un futuro común a partir de visiones de transformación social que estaban sostenidas en la solidaridad y no en la búsqueda del prestigio social».
El profesor Carlos Demasi brindó un fundamentado y conciso panorama del contexto en el cual se produjo el asesinato de Ibero. Desarrolló, para ello, una extensa mirada sobre las condiciones de «Uruguay hacia el golpe: las elecciones de 1971 y sus efectos». Señaló los aspectos que definen la época como una de deterioro social generalizado, en la que la convicción de que había que promover un cambio social «dominaba todos los sectores. Es decir, no es una locura de un grupo de jóvenes alucinados». Entonces, la brutalidad y la represión, la tortura y la prisión fueron parte «del temor a la inminencia de ese cambio social». Demasi expuso el problema de la transformación de Uruguay en un Estado criminal en el contexto de una estrategia continental y finalizó con una reflexión en torno a las consecuencias simbólicas del asesinato de Ibero Gutiérrez, ya que el poeta «todavía nos iba a dar muchas lecciones».
El vicepresidente de Crysol, Baldemar Taroco, hizo una intervención sumamente clara y certera sobre los actores y las condiciones que intervinieron en los años previos al golpe militar. La cultura de la impunidad en Uruguay, sentenció, no solo es jurídica, también es política e ideológica. Al referirse al asesinato de Ibero Gutiérrez, caracterizó pormenorizadamente el funcionamiento del llamado «Escuadrón de la Muerte», que incluyó el desglose de apoyos y connivencias tanto institucionales e internacionales como personales. Analizó la cobertura mediática del asesinato en la prensa escrita y el uso de términos como sedicioso para dar cuenta de que el énfasis estuvo puesto en construir un «supuesto delito de Ibero, y no de sus asesinos. No se habla del estudiante, del poeta ni del artista. Y tenía 13 impactos de bala procedentes de distintas armas». Taroco finalizó con un retrato de Gutiérrez para marcar la relevancia de la confianza que inspiraba entre quienes lo conocían. Contó que era «un gran lector y estaba por encima de la media, hablaba de filosofía como de arte o de los conflictos internacionales. Por momentos era jodón, pero también muy serio, de una gran humildad y brillantez en sus opiniones. Lo recuerdo tan sereno ese último día, aun sabiendo o intuyendo que lo sería».
El profesor e investigador Luis Bravo, que trabaja en el archivo de Ibero Gutiérrez junto con Laura Oreggioni desde 1985, analizó las poéticas de la liberación en el autor. Comenzó advirtiendo que «es mucho lo que queda por comprender cuando, después de tiempos históricos revulsivos, se da a conocer la obra de un autor que escribió desde la confrontación.
El caso de Ibero Gutiérrez parte de esta premisa, siendo aún más singular. Primero, porque se trata de una obra escrita de manera silenciosa, sin haber publicado un solo texto en vida […]. La suya es una escritura que ha venido siendo rescatada, entonces, no del olvido, sino de su condición de inédita. Segundo, porque esta escritura es de una cualidad desafiante que abre líneas de pensamiento, estéticas y temáticas que, inmersas en su tiempo, fueron adelantadas a su contexto intelectual e interpelan a sus lectores hasta el presente».
A partir de esta doble cualidad, Bravo analizó, de forma transversal, las intertextualidades, los repertorios, los temas y las referencias presentes en la escritura de Gutiérrez. Afirmó que su poética, disruptiva en el entramado histórico poético uruguayo, «concibe la revolución como una vía de liberación de los sujetos en la que intelecto y sensibilidad, pensamiento e irracionalidad, conciencia e inconsciente, imaginación y praxis se retroalimentan».
Bravo recorrió numerosos textos, trazó conexiones filosóficas y literarias, explicitó la importancia de situar el análisis en el contexto territorial e histórico, reflexionó sobre rasgos específicos y generales de la obra disponible, y ofreció preguntas para futuros estudios que tengan por objeto todo lo que aún resta por conocer. Es en este sentido que expresó: «Entre las limitaciones de nuestra historia reciente, publicar las escrituras de Ibero es una apuesta a la memoria multidireccional y es, además, un acto de justicia poética».
El doctor Ricardo Viscardi comenzó su exposición, titulada «Treinta meses de amistad y 48 años de escritura. El hacerse presente de Ibero Gutiérrez», contando cómo fue su encuentro con Hugo Alfaro poco tiempo después de ocurrido el asesinato. «Alfaro seguramente debe haberme preguntado qué esperaba yo en adelante. Recuerdo de forma nítida la sorpresa inocultable que cundió en su rostro cuando le manifesté que esperaba que se mantuviera vivo el recuerdo de Ibero de forma que no cayera en el olvido. La sorpresa que embargó a Alfaro no puede sino entenderse a través de la experiencia humana, incluso la de cada uno de nosotros.»
A partir de este hecho, Viscardi desplegó las implicancias de la construcción de la memoria a través de la producción de Ibero Gutiérrez, esbozó cuáles son los rasgos del presente que demandan revisitar la obra del filósofo y poeta, y afirmó que la falta de ética actual «condiciona muchas otras falencias en distintos planos de la comunidad, incluso algunas que ignoran ese condicionamiento, pero que vienen a ser igualmente inducidas en cuanto se mantiene la impunidad como ejercicio del poder. Esa falencia de la comunidad comprende el caso no esclarecido del asesinato de mi amigo Ibero Gutiérrez. Tal claudicación no ha impedido que la figura de Ibero crezca por encima y en contra de la desviación que sufre el trasfondo ético de la comunidad en cuanto su gesto creativo conlleva, como sello propio, cierto preguntarse por sí mismo».
Por último, el prorrector de Extensión de la Universidad de la República, Javier Alonso, expresó su agradecimiento por haber sido convocado al evento y puso énfasis en cómo las luchas juveniles y estudiantiles han sido siempre parte clave de la historia del país. A través de las referencias internacionales y del contexto actual, Alonso invitó a seguir construyendo memoria.
de Ricardo Viscardi. Colección Krisoscopio.
Editorial Maderamen, 2022. 145 págs.
Sobre el libro Inter-rogación. Ibero Gutiérrez desde el presente
Rebelar sentidos
El libro reúne distintos trabajos que Ricardo Viscardi escribió desde 1974 sobre el pensamiento y la obra de Ibero Gutiérrez, que se encuentran organizados en tres períodos. El primero, de 1974 a 1991, cuenta con dos textos que tienen la particularidad de haber sido producidos durante el exilio del autor. El tercer artículo, cierre del período, hace foco, desde la figura de Ibero Gutiérrez, en la situación de Uruguay durante ese tiempo. Así, se propone romper con los esquemas más difundidos acerca de lo que era la generación del 68.
El de Viscardi es un libro singular. En la introducción, puede leerse: «Mantenía con Ibero la identificación de una amistad incondicionada. Quizás sea la índole de amistad que se forja cuando, sin saberlo, uno se busca a sí mismo y encuentra con quien compartir un horizonte. Esa confluencia conllevó, en el derrotero de la memoria, un eco abierto desde el pasado a la resonancia del presente».
Así, el autor asume la primera persona y relata cómo se desarrolló la amistad entre ambos, primero en el Penal de Punta Carretas y luego en una libertad muy precaria. Compartieron no solo la prisión y la Facultad de Humanidades, había entre ellos una afinidad muy grande de perspectivas y convicciones. El testimonio adquiere una enorme potencia filosófica, ya que el sujeto que lo aborda, atravesado por la memoria testimonial de la amistad, insiste en alterar las cronologías para interpelar constantemente al presente.
Resulta riesgoso sintetizar la complejidad que permea cada uno de los trabajos que componen el libro. Vale señalar que Viscardi aborda las relaciones entre saber y poder; el Mayo del 68 y el orden discursivo que impidió reconocer su significado universal y local; la relación entre los movimientos sociales, la política partidaria y el posestructuralismo.
Además, fundamenta las razones por las cuales sostiene que es necesario poner en perspectiva los signos del presente en la comprensión del pasado. En varios artículos pone en evidencia que en la obra de Ibero Gutiérrez hay una profunda crítica a la racionalidad moderna, que puede verse, por ejemplo, en la relación no excluyente entre arte y política. A su vez, a lo largo de la lectura, se va haciendo cada vez más ostensible por qué la figura de Ibero permite inscribir los procesos históricos locales en un contexto más general.
Inter-rogación. Ibero Gutiérrez desde el presente tiene el carácter de una obra filosófica cuya singularidad emerge no solamente del tratamiento sobre la persona, la obra y el pensamiento político de un amigo asesinado, sino también de la voz subversiva y rebelde del propio Viscardi. El libro fue publicado por la editorial Maderamen, proyecto de la Casa de Filosofía. El propósito de Maderamen es publicar aquellos textos que amplíen y complementen las líneas de trabajo que se llevan adelante en el espacio. Si toda editorial es un modo de ser y un cristal que permite ver los acontecimientos desde una perspectiva particular y única, entonces Maderamen es uno especialmente singular.
La editorial tiene dos colecciones. En la primera de ellas, llamada Poiesis, han sido publicados Ahkbar (2013, 2018), de Bruno Cabrera y Damián Baccino, Poiesis (2017), de Bruno Cabrera y Damián Baccino, y El poseído (2020), de Bruno Cabrera. La otra colección es Krisoscopio, en la que se han publicado: Contragobernar (2013), de Ricardo Viscardi, Lecturas del progreso (2016), de Fernando García y Damián Baccino, Criminalización mediática de la crítica (2018), de Ricardo Viscardi y Rodrigo Carballal, Ciencia, tecnología y exclusión. Hacia el estallido social (2021), de Ricardo Viscardi, y, ahora, Inter- rogación. Ibero Gutiérrez desde el presente, también de Viscardi.
Próximamente saldrá a la luz La invención de Grecia, de Fernando García y Damián Baccino.
Una ausencia incomprensible
En el cierre del evento que tuvo lugar en el Paraninfo fueron invitadas, y también reconocidas, Sara Gutiérrez y Olga Martínez. La primera agradeció el homenaje y subrayó la importancia de la preservación del material como primer paso para la puesta en valor. Olga Martínez, que vive en Ginebra y vino a Montevideo para participar en los diferentes eventos planificados en el marco de los 50 años del asesinato de Gutiérrez, destacó dos cosas: que Ibero tenía un gran sentido del humor y que le resultaba llamativo que en el panel del evento no hubiera ninguna mujer.
Consultada sobre esa intervención, subrayó a Brecha que «Ibero tenía una visión muy aguda del ser humano y lo demuestra su sentido del humor poético, pictórico y también privado. Le gustaban los juegos de palabras. Con Ricardo [Viscardi] y con Carlos Jubilarte tenían todo un lenguaje codificado, digamos, pero que eran chistes sobre las situaciones que recordaban de algunas personas, las circunstancias o lo que estaba pasando en ese momento. Si bien era una persona de grandes ironías, también tenía una gran humildad. Nunca se vanagloriaba de nada, nunca se pensó como artista o poeta. Era un compañero para los compañeros de facultad, para los amigos, para los otros y conmigo».
Además, en relación a su constatación pública sobre la ausencia de mujeres en el panel, puntualizó las razones por las que lo mencionó: «Hay muchas mujeres con conocimiento académico, militante y artístico que podrían haber sido invitadas. No puedo comprender que un grupo de compañeros de izquierda, comprometidos con la realidad inmediata e histórica, no hayan pensado en eso».
Fuente: https://brecha.com.uy/la-realidad-sigue-siendo-conservadora/