Director de Policía: “Castiglioni,
con sus claroscuros, fue un referente de una época”
Por Leonardo Haberkorn – El Observador – 18 de
junio de 2020
El
director de la Policía Nacional, Diego Fernández, sostiene que el polémico
reconocimiento al exdirector de Inteligencia durante la dictadura busca
fortalecer esa dependencia policial
En medio de atentados a
sedes policiales y amenazas de muerte a fiscales, el Ministerio del Interior
vive en las últimas horas una tormenta adicional debido a un tema histórico: el
nombre del salón de actos de la Dirección General de Información e
Inteligencia.
La polémica se originó en
una decisión del director de la Policía Nacional, el comisario mayor retirado
Diego Fernández, quien restituyó a dicha sala el nombre que había tenido hasta
2016: inspector Víctor Castiglioni. También volvió a colocar un gran cuadro de
madera con letras doradas con el nombre de Castiglioni, que también había sido
retirado en esa fecha.
La decisión
de Fernández supuso que la sala perdiera el nombre que había adquirido en 2016,
el del fallecido exdirector de la Policía Nacional Julio Guarteche.
El cambio de nombre de la
sala de actos provocó duras críticas de personas que durante la dictadura
estuvieron detenidas en ese edificio y que habían
militado
para quitar todo homenaje a Castiglioni, por considerarlo responsable de los
abusos y tormentos que allí padecieron.
“Quiero dejar
claro que fui víctima de torturas bajo la dirección de inteligencia de Víctor
Castiglioni durante la dictadura y bajo su orden. Fue parte del golpe de Estado
y las violaciones a los derechos humanos. Una placa en su memoria es una
afrenta a la democracia y a las instituciones”, escribió en la red social Twitter
el exdiputado Daoíz Uriarte.
“Si es
necesario recurriremos a todas las vías legales para tratar borrar esta afrenta
a la memoria de las víctimas del terrorismo de Estado del que él (Castiglioni)
fue uno de los principales responsables. Esperamos del gobierno un gesto de
madurez política y democrática”, agregó el exlegislador del Frente Amplio.
Lucía Arzuaga, exdetenida
política, estuvo por primera vez detenida allí en 1974, cuando tenía 15 años,
por la actividad gremial que realizaba en su liceo. “Al lado mío había
periodistas del semanario Marcha, a quienes estaban torturando por un cuento
que habían publicado”, dijo a El Observador. “En la Dirección de Inteligencia
fueron interrogados periodistas, escritores, músicos, gente de todos los
partidos políticos. Esto es una cachetada para todos nosotros”, agregó.
Otros, en cambio,
festejaron el cambio. El exdirector nacional de Cárceles y de la Guardia
Republicana, el inspector retirado Enrique Navas, escribió en Facebook que la
modificación en el nombre de la sala de actos hace honor a Castiglioni, “cuyo
desempeño profesional en Inteligencia fue fundamental para derrotar a las
bandas de delincuentes terroristas”.
“La
izquierda radical del Frente Amplio –agregó- nunca se lo perdonó y valiéndose
de la obsecuencia de algunos ambiciosos, retiró toda mención al líder policial
que más odiaban”, señaló.
“Un acto de justicia
profesional”
Consultado
por El Observador, Fernández, el director de la Policía Nacional, se mostró
sorprendido por la repercusión que tomó el tema y sostuvo que el cambio de
nombre de la sala de actos no tuvo ninguna motivación política.
“Nosotros queremos
fortalecer algunas unidades de la Policía Nacional y una de ellas es la
Dirección General de Información e Inteligencia. En ese sentido, yo entendí que
era un mensaje importante de reconocimiento a su fundador y primer director.
Fue un acto de justicia profesional, nunca pensé que iba a tener estas
connotaciones. No fue en contra de Guarteche, ni a favor de si Castiglioni
torturó o no a alguien, algo que yo desconozco completamente, ni a favor de la
dictadura, ni tiene ninguna connotación política. Es solo un acto de justicia
histórica institucional con una unidad muy importante de la Policía”, afirmó.
“Es un homenaje a las
raíces de la unidad, honrando a su primer jefe. Solo pretendió ser un mensaje
para la interna, que las raíces profesionales hay que mantenerlas”, agregó
Fernández. “Un edificio si no tiene cimientos sólidos, se cae. Yo no digo que
Castiglioni no haya hecho nada indebido, nada más lejos de mí. Pero si el
edificio de la Policía no tiene cimientos sólidos, no va a crecer. Y
Castiglioni, con sus claroscuros, fue un referente de una época”.
El director
de la Policía Nacional remarcó que siempre tuvo una gran amistad con Guarteche.
“Fuimos compañeros desde
los 14 años. A esa edad ingresamos juntos al Liceo Militar de Durazno, hicimos
los dos años juntos, egresamos juntos, ingresamos juntos a la escuela nacional
de Policía, egresamos juntos, y siempre tuvimos amistad. Nada más lejos del
actual director que denostar a un amigo de toda la vida”, manifestó.
También negó que el
cambio de nombre pueda interpretarse como una decisión contraria al Frente
Amplio: “Yo fui el primer comandante de la nueva Guardia Republicana, elegido
por el ministro (Eduardo) Bonomi. Luego me designó jefe de Policía de
Montevideo. Y tengo una muy buena imagen del exministro y una excelente
relación hasta hoy”.
De acuerdo con Fernández,
“Castiglioni fue profesor en la Escuela Nacional de Policía durante tres años
de quien habla y de Guarteche también. Nunca nos enseñó a torturar a nadie, ni
a maltratar a nadie, sino que nos enseñó a ser profesionales. Y mucho de
nuestra formación se cimienta en su profesionalismo y en su don de gente”.
Fuentes
del Ministerio del Interior dijeron que hay otras 23 dependencias u oficinas de
la Policía que llevan el nombre de Guarteche.
Castiglioni estuvo al
frente de la Dirección de Inteligencia desde 1971 hasta enero de 1982, cuando
pasó a desempeñarse en la secretaría del Ministerio del Interior.
En 2016, exdetenidos en
el edificio de la esquina de las calles Maldonado y Paraguay se movilizaron
para reclamar que la sala de actos dejara de llevar el nombre de Castiglioni y
se retiraran de ella los cuadros y placas que le rendían tributo.
“Es imperioso
sustituir la ignominiosa placa que homenajea a Víctor Castiglioni, fundador y
director de la Dirección Nacional de Información e Inteligencia (…) Ninguna
sede represiva del régimen dictatorial fue tan conocida. La cara más visible de
la represión política, sindical, estudiantil, cultural y social, por allí
desfilaron miles de compatriotas por diversas causas, todas con un elemento en
común: „los servicios‟ consideraban subversivo todo lo que no fuera apoyo
explícito a la dictadura”, dice un dossier elaborado en aquel momento por
quienes reclamaban el cambio de nombre.
El documento
define a Castiglioni como “personaje nefasto de la dictadura, ideólogo y
principal responsable de las sistemáticas violaciones a los derechos humanos”
denunciadas en el seno de la sede de la Dirección Nacional de Investigación e
Inteligencia.
Entre otras acciones se
acusa a personal de la DNII del secuestro en 1976 de la maestra Elena
Quinteros, hasta hoy desaparecida.
Entre otros,
el fallecido Gonzalo Carámbula, que ocupó una banca de Diputados, dejó
testimonio de que allí fue detenido y torturado. “Estuve colgado, desnudo,
tomado con cuerdas desde las muñecas envueltas en trapos para evitar huellas
futuras. Cada tanto venían como a jugar con mi cuerpo, columpio de carne que
mecían pesadamente con piñazos, insultos, patadas y preguntas”.
Un ex oficial de Inteligencia, Winston Silva
Cordero, en declaraciones al diario
La República realizadas en 1993 responsabilizó
a Castiglioni por el asesinato de
Ivette Martirena, el 14 de abril de 1972.
Castiglioni pasó a retiro el 8 de octubre de
1985 y falleció en el 2000.
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