MIGUEL OSVALDO ETCHECOLATZ ADMITE CRIMENES PERO NO DA
INFORMACIÓN
El represor habló en el juicio en el que se investigan las
violaciones a los derechos humanos en La Cacha. “Quiere burlarse del tribunal y
armar provocaciones”, señaló Guadalupe Godoy, una de las abogadas querellantes.
Página 12 - 6 2 14 - Por Adriana Meyer
Los represores que están siendo juzgados por delitos de lesa
humanidad cumplen a rajatabla su pacto de silencio respecto de la información
que tanto anhelan los familiares de sus víctimas.
Sin embargo, en especial
aquellos que ya acumulan más de una condena a prisión perpetua, aprovechan las
audiencias de los juicios para provocar con palabras. “Por mi cargo y jerarquía
me tocó matar, pero no sé cuánta gente”, dijo ayer Miguel Osvaldo Etchecolatz,
ex jefe de Investigaciones de la Policía Bonaerense durante la dictadura en el
proceso oral y público por los crímenes cometidos en el campo de exterminio La
Cacha. Y agregó: “Tuvimos que dejar la vida para restablecer el orden”.
Además,
acusó al desaparecido Jorge Julio López de haber mentido cuando declaró en su
contra en 2006, en oportunidad del juicio donde recibió su primera condena.
“Detrás mío hay una figura de un señor (Jorge Julio) López,
desaparecido después de haber prestado declaración, el señor López, que mintió,
como consta en varios lugares cuando dice que vio que yo mandé a fusilar. Ese
día estuve internado”, declaró el represor ante el Tribunal Oral Federal Nº 1,
en el marco del juzgamiento de quince militares y un ex funcionario civil por
el secuestro y tortura de detenidos alojados en ese centro clandestino de las
afueras de La Plata. López había identificado a Etchecolatz como quien dio la
orden de asesinar a Patricia dell’Orto y su esposo, Marco D’Ambrosio, y también
como partícipe de su secuestro.
“Yo no salía a matar a alguien para quitarle la vida; era
porque había llamados de vecinos que veían algo raro, les mandaba patrullas y
ahí estaba la vida de uno y otro”, dijo quien fuera estrecho colaborador del
genocida Ramón Camps, ex jefe de la Bonaerense durante el terrorismo de Estado.
Y agregó que le causa risa “estar procesado por homicidio”, ya que todo lo que
hizo durante la dictadura “fue en el marco de la legalidad, con autoridades
legítimas; los terroristas sembraron la discordia, acá en La Plata la lucha fue
cruenta, diaria, dejamos la vida para restablecer el orden”.
Luego de admitir
que mató, adujo que “no fueron homicidios, defendimos a la patria y fueron
muertos en enfrentamientos ocasionados por los terroristas, en defensa del
hombre civilizado y del derecho a la familia”. Como cierre dijo que “lo haría
de nuevo” y que “sólo este sistema perverso que me juzga desconoce nuestra
batalla”. “Acá hubo una guerra, dicho por los mismos terroristas, no era una
cuestión de antipatía, la policía de la provincia tuvo que ofrecer más de 160
muertos”, dijo Etchecolatz.
En la audiencia de ayer –en este juicio en el que se juzgan
los casos de Laura Carlotto y Antonio Bettini, entre otros, además de la
sustracción de Matías y Gonzalo Reggiardo Tolosa y Natalia Suárez Nelson– hubo
problemas en la declaración por teleconferencia de los represores Eduardo
Gargano y Jorge Di Pasquale.
No fue la primera vez que este genocida pronuncia estos
discursos. “Etchecolatz siempre habla, siempre miente, durante el juicio por
los crímenes cometidos en el circuito Camps daba diferentes versiones sobre el
caso de la apropiación de la nieta de Chicha Mariani, haciendo una manipulación
perversa”, dijo a Página/12 Guadalupe Godoy, una de las abogadas querellantes.
“Estas situaciones son un motivo más para unificar los juicios porque este tipo
de imputados, que ya suman dos o tres condenas a perpetua, aprovechan los
juicios para esto: deslegitimar los procesos, burlarse del tribunal, denostar a
las partes y armar provocaciones como la de hoy (por ayer)”, apuntó la letrada.
Godoy recordó que ya durante las audiencias del juicio por el circuito Camps
había dicho algo similar sobre el desaparecido Jorge Julio López. Y aseguró que
las palabras del represor no tienen efecto sobre los testigos, “en realidad, es
su propio debate, lo hace para quedar bien con sus compañeros” del pabellón de
lesa humanidad, los demás represores presos en Marcos Paz.
Otro de los acusados que hizo uso de la palabra fue el ex
ministro de Gobierno de la provincia de Buenos Aires Jaime Smart, quien expuso
una comparación entre las víctimas del Holocausto nazi y las del gobierno de
facto del que formó parte, al decir que estas últimas “no fueron víctimas
porque sembraban terrorismo”.
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