Documental sobre Walter Medina realizado por su sobrina motiva una nueva denuncia por su asesinato durante la dictadura.
“Consulta popul…”. Walter Medina no pudo completar la frase. Antes de que terminara de pintarla sobre un muro de Piedras Blancas, el 8 de julio de 1973, cuando tenía 16 años, un policía lo ejecutó por la espalda. Treinta y seis años después, su sobrina Natalia Medina, hija de exiliados nacida en Suecia, vino a Uruguay para rescatar la historia y plasmarla en el documental La memoria de Walter. A partir de su estreno, en diciembre, aparecieron poesías que se daban por perdidas, el testimonio de compañeros de militancia, nuevos recuerdos y también la necesidad de hacer la denuncia ante la Justicia.
Cuando Natalia Medina tenía 15 años, su padre le dijo que ella era muy parecida a Walter. “Mi papá siempre tenía una foto del hermano al lado de su cama. Yo había empezado a hacer poesía y teatro, y creo que por eso me decía que me parecía a él”. Así se encontró con la historia Natalia, que ahora tiene 25 y que el sábado partió de regreso a Suecia, donde, desde el exilio en 1978, también residen sus padres.
Su hermano, Martín Medina, también nació en Suecia pero vive en Uruguay desde los tres años. “Siempre tuve la referencia histórica del mártir estudiantil. No fue tanto por el lado familiar sino por el lado de mi militancia”, contó a la diaria. De adolescente, Martín, que ahora tiene 30, militaba en el Partido Comunista. “No sé cuándo supe que Walter era mi tío. Era una historia conocida en el ámbito de la militancia”, indicó.
Walter inició su militancia en la Unión de Juventudes Comunistas, pero al momento de su homicidio pertenecía a la Juventud del Partido Socialista. La noche del 8 de julio, el joven fue asesinado de un tiro en la espalda efectuado por un policía mientras él escribía la pintada “consulta popular” en un muro ubicado en Campamento y Teniente Rinaldi, como entonces se llamaban las calles. Pero hasta ahora se sabe poca cosa más.
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Documentalista de profesión, Natalia pensó en trabajar con la historia de su tío hace cuatro años, cuando vino a Uruguay a visitar a sus abuelos, los padres de Walter. “Me contó mi abuela que había una calle nombrada Walter Medina en Piedras Blancas. Ahí empecé a pensar lo que él significaba acá. Era más que un hermano de mi papá y del hijo de mis abuelos, porque todos no tienen una calle”, dijo a la diaria. Pero también quería saber más: “Pensaba que si yo hacía el documental me daba tiempo para hacer todas las preguntas, todo lo que no me decían. Así que también era una excusa”.
La vida de sus abuelos Elsa y Hugo transcurre en el documental durante la última campaña electoral en 2009 y culmina con la segunda victoria frenteamplista. “Walter murió escribiendo ‘consulta popular’, así que era muy natural filmar justo cuando estaban las elecciones, y sabía que éstas eran una parte grande de la vida de mis abuelos. Era muy importante votar para ellos. También se tenía que hacer la película en ese momento porque los abuelos eran muy viejos y sabía que mucho tiempo no me iba dar”, señaló Natalia.
Elsa y Hugo, protagonistas del documental, fallecieron antes de que el material estuviera pronto. “Nunca les pregunté por qué no hicieron la denuncia”, dijo Martín, que ahora sí se lo cuestiona. Los abuelos decían que “la versión” que les había llegado era que el policía que asesinó a Walter fue procesado con prisión. “En parte eso los frenaba”, añadió Martín, quien reconoció que hasta ahora esa información no tiene sustento y que además existen distintas versiones de lo sucedido.
Natalia piensa que no denunciaron porque “les dolía demasiado”. “No hablaban de eso juntos. Era como que los dos estaban en su pensamiento y en su dolor. Los dos perdieron un hijo juntos, pero también es cierto que me decían cosas cuando el otro no estaba presente”, continuó. “Como que nunca cerraban su dolor”, coincidió su hermano. “Las pocas cosas que me comentó mi abuela, no estaba mi abuelo presente. El tema no lo trataban cuando uno estaba con el otro”, concluyó.
Aquella elección tan importante para los abuelos también significó el fracaso de una consulta popular, la de la anulación de la Ley de Caducidad. “No se tendría que haber plebiscitado, esas cosas no se plebiscitan. Es como decidir si te pueden matar o no, ¿quién tiene derecho a decidirlo?”, se preguntó Martín.
Aquellos vecinos
La memoria de Walter se estrenó el 11 de diciembre en el Festival Internacional de Cine de Uruguay Atlantidoc y simultáneamente en Suecia, en el reproductor de DVD de la casa de los padres de Natalia y Martín. “Estaban muy emocionados. Mi papá no decía mucho, pero lo más importante era que decía ‘gracias’”, contó Natalia. En Atlántida, varias personas se acercaron a ella para intercambiar sobre la historia. Una de ellas fue Pablo Carrió, compañero de militancia de Walter en la juventud comunista.
Carrió contó a la diaria que se enteró de la historia y de la proyección del documental escuchando una emisora (Radio Nacional) y que fue a verla. Le dijo a Natalia que varias veces, con otros compañeros, habían querido hacer la denuncia ante la Justicia pero no tenían información sobre lo sucedido ni habían podido contactar con familiares directos, y la alentó a hacerlo. “Desde ese momento fue que pensé en denunciar”, dijo Natalia. Carrió todavía recuerda la pintada: “A principios del 77 caigo preso, pero tengo entendido que durante mucho tiempo, bajo innumerables capas de cal y pintura, seguían volviendo a surgir las letras cada vez más desprolijas por el apuro de la frase ‘consulta popular’”.
También se comunicó con Natalia Antonio Gómes. Como Carrió, se enteró de la realización del documental a través de un medio de comunicación (Radio Uruguay), y le entregó las poesías de Walter a su sobrina. “Creíamos que se habían perdido, pero no. Estaban ahí”, dijo Natalia. Gómes contó a la diaria que era amigo de los padres de Walter y también de José María Castro, “un viejo anarco de toda la vida”, ya fallecido. “Castro era mueblero, profesor de la UTU y tenía una gran inquietud literaria y cultural como mucha gente de izquierda. Él tenía poesías de los años 40, de Rubén Lena, de Serafín J García, y tenía las de Walter”, señaló Gómes. Un día, Castro compartió con Gómes la poesía de Walter, como lo hizo con otros tantos libros. Castro, además, impulsó y realizó las gestiones para que una calle del barrio llevara el nombre Walter Medina. “Él es un mártir del pueblo uruguayo, de Piedras Blancas y de la juventud. No hay que embanderar partidariamente porque empobrece el mensaje”, resaltó Gómes.
La decisión de radicar la denuncia por el homicidio de Walter Medina ya está tomada. “Ahora estamos tratando de encontrar testigos en el barrio de Piedras Blancas para saber qué pasó esa noche”, explicó Natalia. Su hermano se sumó a la búsqueda: “Queremos saber qué fue lo que pasó. Y una sentencia que diga que ese policía es un asesino. No sé si irá a prisión o no, pero que sea acusado, que sea culpable. Todo esto es parte de cerrar la historia”.
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