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domingo, 28 de noviembre de 2010

Martes 30, escalinata de la Universidad: 30 años del No a la dictadura.



Hace 30 años, el pueblo impidió el fraude y dijo NO.

Por Gabriel Mazzarovich, Militante por el NO, periodista, y Universindo Rodríguez, historiador y ex preso político.

El próximo 30 de noviembre, se cumplen 30 años del rechazo popular a la constitución impulsada por la dictadura. El triunfo del NO con el 57.21% contra el SI que obtuvo 42.79% significó una derrota política para el proyecto de institucionalización fascista de la dictadura y mostró el aislamiento real del régimen.

Cada vez que la dictadura intentó generar una base social o política, mediante algún grado de consulta popular, perdió.

Fue derrotada en las elecciones universitarias de setiembre de 1973. Fue derrotada en sus intentos de generar un movimiento sindical amarillo tanto con la CUT-CGTU, como en 1979, con los “gremios nacionalistas” impulsados por los servicios de inteligencia de la Armada, como también en la aplicación de la Ley de Asociaciones Profesionales; a pesar de la represión, la prisión de miles de dirigentes sindicales, la proscripción de otros y los miles de despidos y destituciones, los trabajadores ratificaron su confianza en la CNT, luego en el PIT y en los gremios clasistas. Fue derrotada en el Plebiscito Constitucional de 1980. Fue derrotada también en las Elecciones Internas de los Partidos Políticos de 1982, donde los sectores democráticos triunfaron en los partidos tradicionales y el Frente Amplio logró marcar presencia con 90 mil votos en blanco.

Algunos explican esto en la larga tradición democrática del pueblo uruguayo, es verdad, pero también lo es que estos pronunciamientos no hubieran sido posibles sin la resistencia permanente de las organizaciones populares, de la izquierda y de los sectores democráticos blancos y colorados.

El discurso “oficial” sostenido por la derecha política, empresarial y mediática en todos estos años ha significado, en el mejor de los casos, un empobrecimiento de la trama real de los hechos, y en el peor de los casos, una tergiversación flagrante.

La consecuencia más dramática de la hegemonía de este discurso “oficial” es la Impunidad que no sólo ha impedido conocer la verdad de las violaciones a los derechos humanos, en particular en lo referente a los desaparecidos y juzgar a sus responsables, sino también, ha condenado al olvido los propósitos últimos de la dictadura.

El NO de 1980 es un momento importante para analizar estos hechos. En medio de una represión durísima, con miles de presos políticos, decenas de miles de exiliados, decenas de miles destituidos, los sindicatos y las organizaciones sociales ilegalizadas, la inmensa mayoría de los medios de comunicación a favor de la dictadura, el pueblo dijo NO.

¿Cómo ocurrió eso? ¿Qué era lo que se plebiscitaba? ¿Quiénes estuvieron por el SI y quiénes por el NO? ¿Cómo estaba el mundo en aquel momento? ¿El plebiscito era sólo un proyecto militar?

Responder a estas preguntas es un esfuerzo intelectual y de investigación que excede largamente las posibilidades de un artículo.

El objetivo es mucho más modesto: dejar planteado el tema y contribuir a que se sistematice y profundice el debate sobre nuestro pasado, a construir memoria que es la única manera de construir futuro.

¿Dictadura militar?

La polémica histórica-política sobre la dictadura, su carácter y sus fines, tiene plena vigencia en el mundo académico de hoy, lamentablemente no tanto a nivel político.

La conocida tesis de la derecha, denominada de los “dos demonios” afirma que la dictadura fue consecuencia del exceso de un grupo de militares en el enfrentamiento a expresiones armadas de la izquierda.

Esta tesis es históricamente falsa.

En primer lugar porque el vaciamiento de las instituciones republicanas comenzó mucho antes del golpe de 1973, tanto desde el Estado con aplicación de medidas prontas de Seguridad y represión a los sindicatos, como desde la derecha política y económica, con la actuación de grupos para policiales como “El Escuadrón de la Muerte” y la ejecución de atentados y asesinatos contra militantes populares y de izquierda.

También porque oculta el carácter de clase de la dictadura, que fue mucho más que militar, el proyecto económico y social que intentó instrumentar, a quién beneficio y que papel le otorgaba a Uruguay en el mundo.

La dictadura en Uruguay tuvo motivaciones económicas y políticas nacionales e internacionales.

En los años 70 el mundo enfrentaba una crisis económica de dimensiones globales y Uruguay sentía el impacto.

“Uruguay llega a 1973 tras 18 años de estancamiento económico, agravados por un conjunto de problemas adicionales, tales como la altísima inflación, un gran desequilibrio en sus relaciones con el exterior y una creciente importancia del endeudamiento externo”, señala en su introducción el libro “Compra de Carteras” de Luis Stolovich, Juan Manuel Rodríguez, Daniel Olesker, Luis Porto y Guillermo Pomi.

“La instauración de la dictadura –agrega- supuso el necesario cambio político para redinamizar la acumulación del capital en el país. Esta dinamización sólo era posible –según los grandes capitalistas y sus portavoces- en el marco de una persistente caída del salario real. Esto último, a la vez, sólo era posible en un contexto político que no permitiera la libre expresión de los trabajadores”.
Había que asegurar rentabilidad a los capitalistas, se busca la caída de los costos fundamentalmente el salario. Hasta 1980 el salario real cayó un 50% con respecto a 1971.

Se buscó también el ingreso de capitales para ello se dio la liberalización del sistema financiero en 1974. Se promovieron las exportaciones, en particular las no tradicionales, ya que las agropecuarias contaban con una coyuntura internacional desfavorable por la política proteccionista de Europa y la caída de precios.

Esta política económica produjo una brutal concentración del ingreso, el libro citado señala que entre 1979 y 1981 se produce una transferencia desde los trabajadores hacia los empresarios de 3.700 millones de dólares.

En 1978, se establece un cambio en la política económica de la dictadura, se abandona el libre cambio y se establece el control, la denominada “tablita”. Paralelamente, se liberalizan los precios y el comercio exterior y se comienza a desmantelar el sistema de protecciones para la industria.

Crecen las importaciones, se produce un gigantesco endeudamiento interno de la agropecuaria y también de la industria. Crece exponencialmente el endeudamiento externo.

Se produce una concentración del ingreso aún mayor y aparece claramente el sector económico y social que se beneficia y fortalece: el capital financiero, conformado por la asociación del capital bancario con el industrial y también con el agropecuario. Se benefician los grandes grupos económicos nacionales, la banca (extranjerizada en un porcentaje importante) y los grupos trasnacionales, particularmente norteamericanos, que aumentan su presencia en el país.

Fueron perjudicados, en primer lugar, los trabajadores, los jubilados; también lo fueron los pequeños productores y los pequeños industriales.

Este carácter de clase de la dictadura se reflejó en el amplio elenco de civiles que completaron los cargos de confianza en el Estado. Es cierto que hubo muchos militares y en cargos claves, pero no es menos cierto que hubo cientos de civiles en los ministerios, particularmente en todo el servicio exterior, la justicia, la enseñanza, las Juntas de Vecinos que sustituyeron a las Juntas Departamentales, los bancos del Estado y los entes. Buena parte de ellos provenían de los sectores conservadores de los partidos Blanco y Colorado. Pero el análisis no es completo si no se dice que muchos de los profesionales que ocuparon cargos provenían del empresariado, especialmente del sector exportador y de los grandes propietarios agropecuarios; de lo que en aquel entonces se denominaba “la rosca”, categoría política muy ilustrativa y lamentablemente abandonada en la actualidad.

Si bien es cierto que importantes sectores de empresarios y de la derecha política no apoyaron la dictadura, no es menos cierto que sectores igualmente importantes la alentaron, le dieron sustento político y se beneficiaron con ella.

La Asociación de Bancos y la Asociación Rural respaldaron el golpe en 1973, los sectores vinculados a la “rosca” obtuvieron importantes prebendas. Entre 1979 y 1982 los sectores vinculados al latifundio y la carne se endeudaron sideralmente. El agro tenía en 1981 una deuda que equivalía una vez y media a su producto anual. Una situación similar se dio en sectores industriales fundamentalmente los vinculados a la exportación.

Esa deuda fue absorbida por el Estado con la compra de carteras de 1982, es decir, toda la sociedad pagó sus deudas y ellos nunca se hicieron cargo. A esto hay que agregar que la dictadura en Uruguay estuvo precedida por el golpe de Estado en Brasil y continuada por los golpes en Chile, Argentina y Bolivia; unidos estos a la añeja dictadura de Stroessner en Paraguay y las dictaduras que gobernaban Centroamérica con la única excepción de Costa Rica y Panamá.

La caracterización de las dictaduras como fascistas no responde solamente a sus métodos represivos, está basada en que expresaron una estrategia de acumulación capitalista concreta vinculada estrechamente al capital financiero nacional y trasnacional y respondieron a una estrategia imperialista de EEUU que las calificó en el documento de Santa Fe, elaborado precisamente en 1980 para el candidato presidencial Ronald Reagan, como “escudo de la Seguridad del Nuevo Mundo y espada de EEUU en la política del poder global”.

En esa estrategia imperialista se inscriben la Doctrina de la Seguridad Nacional, santo y seña de todas la dictaduras del continente y la coordinación represiva que tuvo una de sus expresiones más acabadas en el Plan Cóndor.

La tesis de los dos demonios esconde por lo tanto el carácter de clase de la dictadura, el papel de la “rosca”, que se benefició con ella, en su instrumentación y sustento y además, el papel de EEUU y su estrategia de dominio imperialista en la región.

La institucionalidad del fascismo.

Estos eran los objetivos y la inserción de la dictadura uruguaya. Desde un principio los sectores económicos y militares que la instrumentaron tuvieron claro que así como se buscó concentrar el ingreso había que construir una nueva estructura del poder y del Estado. Ante la ausencia de respaldo político buscaron crear una institucionalidad nueva que denominaron públicamente, incluso en editoriales de El País, “democracia fuerte” o “democracia con seguridad”.

Culminada la etapa del autogolpe del presidente Juan María Bordaberry, del Partido Colorado, y desplazado éste, las Fuerzas Armadas y sus partidarios civiles promueven en 1977 el denominado “Cronograma”. Este establecía una serie de pasos para la institucionalización del régimen y entre ellos estaba la aprobación de una nueva Constitución y la realización de elecciones en 1981.

Los intentos de una reformulación del Estado abandonando la democracia republicana no comenzaron con el “Cronograma”, ni siquiera con el Golpe de Estado, vienen de antes. La participación de las Fuerzas Armadas en el poder político y en funciones más amplias comienza con el gobierno de Jorge Pacheco Areco, también colorado.

Es Pacheco que al final de su mandato en el Decreto 672/71 crea la Junta de Comandantes en Jefe y el Estado Mayor Conjunto (Esmaco) y les da atribuciones de “asesoría al Poder Ejecutivo en Seguridad Nacional y desarrollo nacional”.

Es Bordaberry el que por decreto 163/73 crea el Consejo de Seguridad Nacional (Cosena), integrado por el Presidente de la República, la Junta de Comandantes en Jefe y el Esmaco. También aprueba el “Plan General de Empleo de las FFAA” en el que se les da atribuciones para “gravitar en las decisiones políticas que afectan a la seguridad y el desarrollo”.

Estas medidas no se tomaron en dictadura ni las adoptaron los militares. Dos gobiernos del Partido Colorado, con apoyo de importantes sectores del Partido Nacional, les dieron injerencia institucional, y no sólo como ahora se afirma para combatir a la guerrilla, en todos los temas de seguridad nacional y particularmente “en el desarrollo nacional”.

Esta concepción se desarrolló y se profundizó durante la dictadura. A partir del año 1976, la dictadura empieza a generar cambios en la estructura del Estado a través de las denominadas “Actas Institucionales”.

Tal como se dice en el Acta Institucional 1 con ellas se buscó darle continuidad y forma al “orden institucional transitorio establecido por el decreto del 27/6/73”, el que dio el Golpe de Estado.

Luego del golpe, la disolución del Parlamento, la ilegalización de las organizaciones de izquierda, los sindicatos y las organizaciones estudiantiles y la proscripción de los partidos tradicionales la dictadura creó el Consejo de Estado, un remedo de Poder Legislativo.

En el Acta Institucional 2 del 12 de junio de 1976 se crea el Consejo Nacional de Gobierno integrado por el Consejo de Estado, que componían 25 civiles designados y la Junta de Oficiales Generales, compuesta por 24 oficiales generales designados por las FFAA.

Esta misma Acta Institucional 2 establece que se promoverá una nueva Constitución que será elaborada por una Asamblea Constituyente que estará conformada por el Consejo Nacional de Gobierno y el Poder Ejecutivo en pleno.

La filosofía a impulsar con la nueva Constitución se menciona en el Acta Institucional 8 y no deja lugar a dudas: “procura precaver el caos que la sedición y el terrorismo desencadenaron, impelidos por el marxismo-leninismo que es la fuerza internacional que persiste en su conocidos afanes de conquista”.

¿Qué se plebiscitaba?

Durante 1978 y 1979 se realizaron intermitentes conversaciones con sectores de los partidos tradicionales. Ante el reclamo de la eliminación de las proscripciones y de participación en la elaboración de las nueva constitución, el Teniente General Luis Vicente Queirolo, Comandante en Jefe del Ejército, respondió: “Se equivocan con los reclamos, a los vencedores no se le ponen condiciones”.

El 15 de mayo de 1980, el dictador Aparicio Méndez, de extracción blanca, envía al presidente del Consejo de Estado, Hamlet Reyes, el anteproyecto de Constitución. El Consejo de Estado lo aprueba el 31 de octubre de 1980.

El Proyecto de Constitución ratificaba “todos los actos jurídicos y dministrativos dictados desde 1973 a la fecha de vigencia del nuevo texto constitucional”, esto se refería a todas las disposiciones de la dictadura y en particular las Actas Institucionales.

De esta manera quedaban incorporados como órganos constitucionales el Consejo de Seguridad Nacional (Cosena) y la Junta de Comandantes en Jefe.

Se fortalecía al Poder Ejecutivo y en particular al Presidente en sus atribuciones, aunque siempre bajo la consulta del Cosena y de la Junta de Comandantes.

El Presidente designaría a los miembros de la Corte de Justicia, de la Corte Electoral y del Tribunal Constitucional.

Se creaba el Estado de Emergencia, que permitía gobernar por decreto y se podían decretar las Medidas Prontas de Seguridad sin anuencia del Parlamento, que para levantarlas necesitaba de 2/3. Se creaban también el Estado de Subversión y el Estado de Guerra que podía decretar el Presidente con anuencia del Cosena. Se eliminaba la prohibición de allanamiento nocturno y de censura previa.

Se creaba un Tribunal Constitucional, órgano que nombraría el Poder Ejecutivo y que estaría encargado de los juicios políticos al Presidente y vicepresidente, potestad que se le sacaba al Parlamento. La Asamblea General podía censurar a los ministros pero necesitaría de 2/3 de votos. El Tribunal Constitucional, designado por el Poder Ejecutivo, tenía potestades muy amplias podía destituir funcionarios y actuaba “por convicción”.

Se eliminaba la inamovilidad de los funcionarios públicos, se limitaba su agremiación y se prohibía la huelga, se establecía la potestad del Poder Ejecutivo de reglamentar el derecho de huelga. Se establecía un registro obligatorio de los afiliados a los sindicatos que sería controlado por las Fuerzas Armadas.

Se mantenía la jurisdicción de la Justicia Militar para juzgar a civiles.

Se establecía que el Presidente y la Junta de Comandantes eran responsables de la Seguridad Nacional.

En cuanto a las elecciones y los partidos políticos los cambios también eran importantes. Se establecía la prohibición de partidos políticos que tuvieran vinculación con “países extranjeros” y que hubieran protagonizado acciones armadas o propaganda contraria a la nación. Se planteaba un número mínimo de afiliados con registro obligatorio, incluyendo cédula de identidad, trabajo y domicilio del afiliado, aspectos que serían controlados. Se establecía un candidato único por partido y se otorgaba mayoría parlamentaria al ganador más allá de la votación obtenida.

Se eliminaba la autonomía departamental y la de la Universidad y se de le daba estatus constitucional a la intervención en la enseñanza. Se mantenían las proscripciones a más de 70 mil dirigentes políticos por 15 años.

Ese era el proyecto constitucional, partidos a la medida y sin la izquierda, movimiento sindical controlado y sin sindicatos clasistas, el Cosena y la Junta de Comandantes con poderes políticos clave, la justicia y la enseñanza sin autonomía. El fascismo institucionalizado.

La resistencia permanente.

La movilización del pueblo y sus organizaciones no comenzó ni terminó en el Plebiscito que estuvo muy lejos de ser, como alguna vez dijo Julio María Sanguinetti: “un rayo en un cielo sereno”.

En prácticamente todos los relatos históricos dominantes se habla de la posición de los partidos tradicionales y se ignora sistemáticamente el papel jugado por las organizaciones de izquierda, sindicales y sociales, tanto en nuestro país, como en el exilio.

La resistencia a la dictadura comenzó en el mismo momento en que se dio el Golpe, con la huelga general de 15 días ocupando centros de trabajo y de estudio. Siguió cada día, con intensidad diferente, pero siempre con la participación masiva del pueblo y sus organizaciones.

Nunca se dejó de celebrar el 1 de Mayo, en 1974 se realizaron manifestaciones con participación de miles de trabajadores y estudiantes, las tres más grandes fueron en La Teja, 8 de octubre y Marcos Sastre y Ramón Anador en la zona de El Ombú.

Las manifestaciones fueron gaseadas y baleadas por las fuerzas represivas, hubo decenas de detenidos. Hubo movilizaciones todos los años, incluyendo paros en varios gremios, facultades y liceos. Como muestra de la resistencia permanente basta con señalar el hecho de que los primeros muertos de la dictadura fueron dos estudiantes en plena huelga general en julio de 1973, Ramón Peré y Walter Medina y el último en 1984, meses antes de las elecciones, Vladimir Roslik.

En 1979, se dio un incremento sostenido de la resistencia popular a la dictadura, tanto en Uruguay como en el exilio. Creció la actividad de los sindicatos clandestinos y la CNT, también de la FEUU y otras organizaciones populares, especialmente Fucvam.

Se desarrolla por ejemplo en 1978 la huelga en la Facultad de Veterinaria, durante 43 días, los estudiantes “renuncian a asistir a cursos” y logran la renuncia del decano Gustavo A. Cristi hermano del general del mismo apellido.

En 1979, la dictadura responde y da un duro golpe a la resistencia con una ola de más de 300 detenciones particularmente del Partido Comunista, la UJC y los sindicatos.

Cae en 1979 la dirección interior clandestina del PCU integrada entre otros por León Lev, Edgard Lanza y Tomás Rivero.

La respuesta es más lucha y más unidad. Crecen las fábricas y lugares de trabajo organizados, así como liceos y facultades.

Se edita regularmente prensa clandestina tanto de izquierda como de sindicatos y gremios estudiantiles, entre otras publicaciones salían regularmente: Boletín informativo de la CNT, Trabajador Textil, Cuero Obrero, Trabajadores de Ancap, Encuentro de Funcionarios Públicos, El Trabajador Bancario, Trabajadores Portuarios, Comisión Juvenil de la CNT, La Voz del Sunca, Jornada de la FEUU, Tribuna Estudiantil, Comisión de Defensa de los Presos Políticos, Carta del PCU y Liberarce de la UJC, Boletín del PS y Compañero del PVP.

Se realizan pintadas y volanteadas reclamando amnistía y libertades.

En el aniversario del Golpe de Estado en liceos y facultades los estudiantes se concentran en silencio en los patios. Miles de estudiantes realizaban formas cotidianas de protesta, una que fue practicada masivamente, fue entonar con especial fuerza la estrofa del himno que dice “tiranos temblad” en todos los actos públicos.

Se conmemora el aniversario del asesinato de Liber Arce con marchas relámpago, flores en la escalinata de la Universidad y pintadas.

Se registran acciones reivindicativas en bancarios, construcción, textiles, cuero, aguja y Conaprole. También en las facultades de Medicina, Humanidades, Química y en Magisterio, Educación Física e Ipa. Los estudiantes de secundaria y UTU protagonizan acciones reivindicativas en los liceos Zorrilla, Iava, Colón, Dámaso Antonio Larrañaga, Bauzá, 15 y en las escuelas de Artes Aplicadas e IEME.

En el exilio se consolida el Frente Amplio que conforma su Comité Coordinador en el exterior, es designado Hugo Villar Secretario Ejecutivo y emite una resolución con 4 puntos mínimos de un programa común y llama a derrotar “el cronograma de la dictadura”.

Se conforma también el Coordinador de la CNT en el Exterior que realiza una importante campaña de denuncia de la dictadura y de solidaridad con la lucha clandestina, con presencia en 36 países.

La CNT clandestina mantiene su funcionamiento integrada su conducción por dirigentes de gremios públicos y privados y con una referencia permanente en su histórico presidente José Pepe D´Elia, que a pesar de estar sometido a vigilancia permanente, desarrolla una labor ininterrumpida sobre todo desde el local de la UITA. Son detenidos decenas de dirigentes sindicales, entre ellos los responsables del aparato de propaganda.

La CNT, a pesar de los golpes de la represión, nunca dejó de funcionar y de editar su boletín.

Se conoce una carta firmada por 300 personalidades del Partido Nacional reclamando libertades.

En Uruguay, se organizan los familiares de desaparecidos y denuncian su situación en el exterior. Lo propio hacen los familiares de los presos y de los exilados políticos.

En el mundo, el Continente recibe el impacto positivo de la victoria el 19 de julio de 1979 de la Revolución Sandinista en Nicaragua. La solidaridad con Nicaragua fue permanente, dentro y fuera de Uruguay, varios uruguayos participaron en la insurrección que terminó con la dictadura de Somoza y varios murieron en esa lucha.

Como contrapartida se produce el golpe de Estado en Bolivia y es elegido presidente de EEUU, Ronald Reagan, que pondrá fin a una política, si bien limitada, diferente de Jimmy Carter que, por ejemplo, cortó la ayuda militar a las dictaduras.

En Brasil, crece la movilización popular, nace en el cordón industrial de San Pablo la CUT liderada por un joven dirigente, Lula; y se logra la Amnistía para los presos políticos.

En diciembre de 1980 es asesinado en EEUU, John Lennon.

El 1 de mayo de 1980.

Indudablemente, el hecho político más importante de 1980 fue el plebiscito, pero ocurrieron muchas cosas ese año en nuestro país.

Lo sucedido el 1 de mayo de 1980, es de enorme trascendencia, porque sistemáticamente se lo pretende ignorar, y también, porque muestra que las organizaciones populares estuvieron al frente de la resistencia contra la dictadura y el precio que pagaron por ello.

En 1980, la dictadura decide trasladar el 1 de mayo y pasarlo para el 5 de mayo. Más allá de lo anecdótico de que la dictadura en su intento por golpear a la celebración del día internacional de los trabajadores haya pasado la fecha al natalicio de Carlos Marx, los trabajadores organizados responden y lo transforman en una movilización antidictatorial.

Los años anteriores se habían realizado asambleas y volanteadas, la dictadura no quería movilización de ninguna especie en el año del plebiscito y decidió correr la fecha, amparándose en un decreto sobre feriados laborales.

Se realizan volanteadas y pintadas llamando a defender el 1 de mayo, “por amnistía, libertades, salario y democracia”. La CNT clandestina y los gremios convocaron a no concurrir a trabajar el 1 de mayo. AEBU envía una carta abierta al Ministro de Trabajo de la dictadura que es reproducida en algunos medios y leída en los centros de trabajo. El Sunca emite un boletín que se lee en decenas de obras.

La dictadura lanza la represión, patrullas militares y policiales recorren las calles, se vigilan los centros de trabajo y de estudio, se detiene a referentes sindicales de varios gremios.

Informes de la Dirección Nacional de Información e Inteligencia de la Policía citados en el libro “Albañiles, esos obreros del andamio”, dan cuenta que hubo pintadas en José Llupes y Freitas (Por trabajo, salario, Libertad o Muerte. Viva la CNT); volanteada y pintada en 18 de Julio y Acevedo Díaz, “Viva el 1 de Mayo. No a la dictadura. Viva la CNT); Zabala y Sarandí; Carlos Tellier y Real (Por salarios y NO a la dictadura, Sindicato del Cuero-CNT); en Carlos María Gutierrez 2185 (CNT: libertad para los presos políticos); en una obra de la construcción en San José 1035 (CNT-Sunca: por la lucha de los trabajadores); en 18 de Julio y Ejido (Viva el 1 de mayo); José Llupes e Itapé (CNT por reclamos salariales), Timote y Victoria (CNT reclamos salariales); Aparicio Saravia y Coronel Raíz (CNT por la unidad de los trabajadores); en el muro exterior del Liceo Bauzá (CNT. 1 de mayo de lucha por salarios y amnistía) y Rivera y Colombes (CNT contra la Ley Sindical).

Todas las acciones clandestinas eran arriesgadas y como se ve vigiladas pero algunas reflejan la audacia de los militantes. Inteligencia policial da cuenta de una pintada en el primer piso de la Intendencia Municipal de Montevideo (CNT: Viva el 1 de mayo); otra en la Asociación Española, que queda nada menos que frente al SID y otra en la Tribuna Colombes del Estadio Centenario (CNT. Resistencia a la dictadura).

La propia Dirección Nacional de Información e Inteligencia de la Policía constata ausentismo de entre 70 y 90% en decenas de centros de trabajo, textiles, tabacaleros y fundamentalmente en la construcción. Un informe de Inteligencia Policial reconoce que “del total de 75 obras de la construcción existentes en las seccionales 2da.y 10ma, se constató en el 20% ausencia total del personal”.

Se realizan movilizaciones en Alpargatas, los bancarios pararon entre 2 y 5 minutos en varias sucursales, paró la metalúrgica CIR, la tabacalera Mailhos, la pesquera Urumar, la textil La Mundial, la química Agromax y la papelera Ipusa en Pando, entre muchos otros centros de trabajo.

Las paralizaciones de diversas modalidades se constatan en más de 50 fábricas y talleres metalúrgicos, frigoríficos, calzado, curtiembres, Funsa, la salud, la aguja, Ancap y UTE.

El 1 de mayo se realiza una misa en la iglesia de San Antonio en Canelones 1660, inteligencia policial concurrió y en su informe señala que “el servicio fue concelebrado por varios sacerdotes de las parroquias que conforman la Zona Pastoral 1”, agrega que “se constató la presencia de militantes del PDC, PS, PC, UJC, Libertades Vigiladas, representantes sindicales de bancarios y de ASU”.

También se realizaron misas en parroquias de Paso Molino, La Comercial y Aguada.

Las movilizaciones se extienden a facultades y liceos. Se realizan actividades solidarias con canto popular y encuentros en varias cooperativas de Fucvam.

La movilización, aún bajo la represión más brutal fue de tal magnitud que el jefe de Inteligencia Policial, el inspector Víctor Castiglioni, sugirió que se ordenara a todas las dependencias policiales del país un relevamiento de todos los centros de trabajo, para ver el apoyo que había tenido la paralización y de esa manera medir “la influencia que todavía tienen la CNT y el PC”.

El 1 de mayo es asesinado a balazos el obrero metalúrgico Jorge Reyes frente a Nordex, en la calle Cuareim.

Son detenidos decenas de dirigentes sindicales y también son muchos los despidos.

Decenas de dirigentes sindicales son torturados en la Compañía de Contrainformación del Ejército, luego llevados al centro clandestino de La Tablada donde continúan las torturas.

El objetivo era ubicar los mimeógrafos y desmantelar el aparato de propaganda clandestino del Sunca. Son procesados por la Justicia Militar y llevados al Penal de Libertad los dirigentes del Sunca Gerardo Riet, Juan Manuel Priegue, Jesús Luis Perdomo y Víctor Manuel Azcurra. También fueron procesados por cooperar en la edición de “La Voz del Sunca” Carlos Cunha y Gastón Sica y detenido Héctor Araújo, en ese momento secretario general del Sunca.

A consecuencia de la lucha de ese 1 de mayo también fueron detenidos Alberto Papich y Mario Caballero por “incitación al paro en una sucursal del BROU”; Héctor Beiro “por actitud sospechosa” cerca de una pintada en Sayago; Juan Barabaruk, Juan Pedro Ciganda, Guillermo Alvarez y Milton Antognazza “por boletín de Aebu” y Héctor Galeano y José Luis Cogorno “por organización de la misa del 1º de mayo”.

Se desarrollan también numerosas acciones, aún insuficientemente documentadas, en todo el interior del país. El desarrollo de la resistencia tuvo, tiene y tendrá una dimensión nacional.

Hacia el plebiscito: debate televisivo y mucho más.

A pesar de la represión la movilización antidictatorial no se detuvo y se enfocó hacia el NO en el Plebiscito.

El 19 de abril de 1980, se conforma Convergencia Democrática, acuerdo político contra la dictadura promovida particularmente por el grupo de Wilson Ferreira Aldunate, del Partido Nacional y sectores de izquierda. En la presentación que se hace en la sede de la ONU, habla Juan Raúl Ferreira, que integra la presidencia junto a Carlos Martínez Moreno y Justino Zavala Carvalho; junto a Diego Achard, Luis Echave, Juan P. Eyherachar, Carlos Gúrmendez, José Korzeniak y Atilio Scarpa.

Una expresión de convergencia antidictatorial que preocupó mucho a la dictadura y que fue atacada por la prensa afín al régimen, fundamentalmente por el diario El País.

En su edición del 11 de mayo de 1980, El País titula: “Invocando el prestigio de los partidos tradicionales se unen a marxistas en plan contra Uruguay” y agrega “apoyados por el sandinismo afirman tener respaldo desde Montevideo”; ilustra la nota una foto de Juan Raúl Ferreira en la ONU y se destaca la “presencia de comunistas” en el acto.

La represión se mantiene constante durante todo el año. Se produce la detención, interrogatorio y torturas a partir de mayo a varios integrantes de la Colonia rusa de San Javier (Río Negro) acusados de vinculaciones con el aparato armado del Partido Comunista con apoyo de la URSS.

También la detención, interrogatorio y torturas el 26 de mayo de Miguel Muyala y otros ciudadanos del departamento de San José, en La Tablada, acusados de vinculación con actividades opositoras vinculados al PCU.

Detención de integrantes del Partido Socialista: Gastón Silva, Eduardo Fernández, José Pedro Cardozo, Jorge Basso.

El 17 de noviembre, Lilián Celiberti, presa política número 590 en el Penal de Punta de Rieles, inició una huelga de hambre (ayuno) en protesta por la condena de 10 años solicitada por la justicia Militar para ella y Universindo Rodríguez secuestrados ambos, junto a los niños Camilo y Francesca Casariego Celiberti, el 12 de noviembre de 1978, en Porto Alegre (Brasil), deportados ilegalmente a Uruguay, procesados por la Justicia Militar con actas falsas.

En el Penal de Libertad, aproximadamente 80 presos políticos integrantes de una fracción del MLN alineada en torno a un programa de “seis puntos” realizan un ayuno a fines de noviembre de 1980, días antes del plebiscito. Se denunciaba un “plan de masacre” a ejecutarse en el interior del Penal de Libertad. Al iniciarse la medida, ocho presos políticos fueron retirados del Penal de Libertad y trasladados a cuarteles y al centro clandestino de detención La Tablada para ser re interrogados y torturados. A la vez, se encarceló a dos ex presos y a varias personas vinculadas al grupo. En ese contexto fue la muerte por torturas de Hugo Aroldo Dermit Barbato quien se hallaba en un cuartel con la libertad firmada.

En septiembre de 1980, en un llamado conjunto clandestino, la CNT y la FEUU convocan a votar NO: “Esta etapa actual que debe congregar a todos los orientales honestos, es la de enfrentamiento a la dictadura en sus intentos por institucionalizarse. Llamamos pues a todos los orientales patriotas, sean cuales sean sus ideas, filosóficas, políticas, religiosas, para que aúnen esfuerzos para derrotar con un NO categórico, las pretensiones de la dictadura de eternizarse en el poder”.

De ese llamamiento, según testimonios de militantes clandestinos, se imprimieron y repartieron más de 30 mil copias, lo que da una idea de la dimensión de la resistencia.

En setiembre de 1980 en Chile, la dictadura de Augusto Pinochet realiza un plebiscito y lo gana con el 67% de los votos a favor del Si y el 33% por el No, aprobando una constitución fascista.

El 1º de octubre de 1980, en una movilización promovida por la FEUU, se entregan al rector interventor de la Universidad decenas de miles de firmas contra el examen de ingreso. En las movilizaciones luego de esa entrega y hacia el Plebiscito, son detenidos varios militantes de la FEUU y de la UJC, entre ellos Javier Peralta.

El Frente Amplio, y varios de sus sectores, particularmente el Partido Comunista, la UJC, el Partido por la Victoria del Pueblo, el Partido Socialista y el Partido Demócrata Cristiano en su prensa clandestina y en la que editaban en el exilio, con volantes y pintadas llaman a votar NO.

En medio de condiciones durísimas de represión la acción clandestina de los sindicatos, los gremios estudiantiles, el Frente Amplio y sus sectores se incrementa.

Se multiplican las pintadas llamando a votar NO y el FA saca un volante que tuvo especial impacto. La dictadura preparaba para ese año la realización del denominado “Mundialito”, certamen del que participarían todas las selecciones campeonas del mundo. La campaña publicitaria hacia el mundialito fue enorme.

La mascota del certamen era un indiecito con una pelota de fútbol. El FA imprimió clandestinamente más de 500 mil volantes utilizando la figura de la mascota del mundialito y en la pelota aparecía grande NO. El volante decía “Hágale un gol a la dictadura vote NO. Frente Amplio. 1980”. Según testimonios de militantes clandestinos del PCU de ese momento el volante se imprimió en la zona de Pocitos con una copiadora de matrices fotoeléctrica que fue introducida clandestinamente desde la Argentina.

En más de 200 centros de trabajo de diversos gremios la CNT impulsa la realización de simulacros de votación y el NO gana por importante diferencia, marcando una tendencia que se reflejaría después en las urnas.

Convergencia Democrática llama a “la ciudadanía y a todos los sectores democráticos a votar NO”.

El 14 de noviembre de 1980, se realizó en el Cine Cordón un acto de los sectores del Partido Nacional partidarios del NO. El acto fue muy concurrido y también reprimido por las fuerzas policiales y sus destacamentos especiales, que a caballo y sable en mano, entraron al local y repartieron golpes a diestra y siniestra. Hubo heridos y detenidos.

Los oradores de ese día fueron Juan Andrés Ramírez, Fernando Oliú, Héctor Lorenzo Ríos y Eduardo Pons Echeverry.

En esos días es intensa la actividad del Partido Nacional, que tenía una división interna, el triunvirato integrado por Dardo Ortiz, Mario Heber y Carlos Julio Pereyra, tenía partidarios del NO y del SI; Oscar López Balestra desarrolla una intensa actividad por el NO que coordina con sindicatos clandestinos y con militantes de izquierda.

En esos días, sectores del Partido Colorado que apoyan el NO realizan un acto en el Cine Arizona.

También el 14 de noviembre de 1980, en Canal 4, en la Avenida 18 de Julio 1855 esquina Eduardo Acevedo, en el programa “En Profundidad”, a las 22 y 30 horas, fue anunciado: “El próximo plebiscito constitucional analizado por los doctores Enrique Viana Reyes, coronel Néstor Bolentini, Enrique Tarigo y Eduardo Pons Etcheverry”.

El debate fue muy visto, tuvo una gran repercusión y los argumentos por el NO, brindados por Tarigo y Pons Etcheverry, fueron contundentes y sirvieron mucho para informar y decidir indecisos.

La campaña a favor del SI fue abrumadora en toda la prensa, la dictadura gastó medio millón de dólares en publicidad.

Pero la campaña a favor del SI excedió la publicidad, la inmensa mayoría de los medios de comunicación militó activamente a favor del SI y de la dictadura.

Claramente, El País, El Diario, Mundo Color y El Debate, con contradicciones y matices muy importantes El Día y La Mañana. Los principales columnistas de Búsqueda se pronunciaron por el SI. Es muy sintomática la postura de uno de sus columnistas referentes, Manfredo Cikato, que entrevistado por El Diario sostuvo: “Voy a votar SI porque ello significa avalar una conducción económica que me parece acertada. Sin entrar a analizar el texto jurídico de la nueva Constitución, el voto afirmativo significa la aprobación de una política económica”. El alineamiento fue casi absoluto en los canales de televisión y la radio.

En el campo del NO, además de la prensa clandestina, se alinearon, Germán Araújo y CX 30, la revista La Plaza editada en Las Piedras, con participación de Marcos y Gonzalo Carámbula y el padre Luis Pérez Aguirre y el semanario Opinar, dirigido por Enrique Tarigo.

El papel de CX 30 y de Germán Araújo adquirió especial destaque por su masividad, entre otras cosas desarrolló una red de corresponsales, que llegó a tener más de 4 mil y que fue clave para conocer rápida y seguramente los resultados del Plebiscito y evitar el fraude que se temía.

Araújo y CX 30 con el apoyo de las organizaciones populares clandestinas organizó el día del Plebiscito una red de delegados que permitió tener una información rápida y veraz de los resultados. Cada un número determinado de circuitos había una casa con teléfono que recibía la información y la rebotaba hacia un centro nacional de información.

De este fuerzo participaron, organizadamente, miles de personas, en su preparación y ese mismo día, ofreciéndose como delegados, prestando las casas, los teléfonos y locomoción.

Como resultado de ese esfuerzo CX 30 pudo adelantar un resultado extra oficial del Plebiscito una hora antes que el Ministerio del Interior, lo que impidió la maniobra de fraude que pretendía la dictadura.

El posicionamiento de las fuerzas políticas y sociales fue claro. La CNT, la FEUU, Fucvam y otras organizaciones sociales se expresaron claramente por el NO. Lo mismo hicieron, aunque en un estilo menos beligerante, importantes sectores de la Iglesia Católica y de las iglesias protestantes. También sectores de pequeños productores vinculados a la Federación Rural.

Del lado del SI estuvieron los referentes principales de la Asociación Rural, la Asociación de Bancos y la mayoría de las cámaras empresariales.

La única fuerza política que en su totalidad y sin fisuras llamó a votar NO fue el Frente Amplio, todos sus dirigentes y sectores.

En el Partido Nacional, el Movimiento por la Patria, orientado por Wilson Ferreira y el Movimiento Nacional de Rocha, de Carlos Julio Pereyra, estuvieron claramente por el NO. Otros de los dirigentes del Partido Nacional que más se implicaron en la campaña por el NO fueron Oscar López Balestra, quién transformó su farmacia en un centro de actividad antidictatorial, coordinando con la izquierda y con las organizaciones populares y también, Julián Murguía.

El Herrerismo estuvo dividido, importantes dirigentes como Alberto Gallinal, Arturo Heber, Mario Garat y Nicolás Storace llamaron a votar SI. Otros dirigentes como Silveira Zabala y Lacalle lo hicieron por el NO.

En el Partido Colorado, el Batllismo y sus principales referentes, Jorge Batlle, Julio María Sanguinetti y Enrique Tarigo se pronunciaron por el NO. El Pachequismo lo hizo por el SI.

La Unión Cívica dejó en libertad de acción a sus simpatizantes pero Chiarino Milans se mostró partidario del NO.

Se realizan pintadas, volanteadas y miles de actividades en centros de trabajo, de estudio y cooperativas de vivienda promoviendo el NO.
Pocos días antes del plebiscito, se convoca por el boca a boca a una caravana de autos por varias arterias de Montevideo que lleven encendidos los limpiaparabrisas diciendo NO. Cientos de autos, camiones e incluso ómnibus participaron de la demostración.

El 28 de noviembre de 1980, dos días antes del Plebiscito, a toda página en El País y El Diario, el general Julio César Rapela denuncia “Tupamaros buscaban crear condiciones para una invasión desde el exterior”. La denuncia de un plan para invadir el país atribuía estas intenciones a “los tupamaros “seis puntistas””, pero le agregaba vinculaciones con el Partido Comunista y con la Unión Soviética que les daría armas.

Partidarios del NO pidieron papeletas para distribuir y le fueron negadas. Las papeletas del SI son distribuidas a los funcionarios públicos.

Autoridades del BPS en un acto en Rocha dicen que los jubilados podrían perder la jubilación si gana el NO.

La campaña de miedo fue de tal magnitud que hubo muchas personas que concurrieron a votar de guantes porque temían que si votaban NO los identificaran por sus huellas digitales.

La encuestadora norteamericana Gallup vaticina un triunfo del SI.

En ese clima de terror y amedrentamiento se fue a las urnas.

El pueblo dijo NO.

El domingo 30 de noviembre hubo 6.532 circuitos y estaban habilitados para votar 1.944.951 personas. No pudieron votar por quedar excluidos de padrón 72.130 proscriptos, entre ellos todos los que fueron candidatos a cualquier cargo en las elecciones de 1966 y 1971, a lo que hay que agregar miles de presos, miles de ex presos políticos, centenares de requeridos por la dictadura que estaban clandestinos y cientos de miles de exiliados. Tampoco votaron los efectivos militares.

Había dos papeletas, una por el SI de color celeste y la del NO de color amarillo.

La afluencia fue masiva en varios circuitos, debió postergarse la hora de votación por las largas colas.

Ante el intento de la dictadura de cerrar los circuitos en el horario previsto, dejando a miles de personas sin votar, la respuesta de la gente no se hizo esperar; miles de uruguayos gritaron a la guardia militar en los circuitos: “Queremos votar, queremos votar”.

El NO ganó con el 57.21% contra el 42.79% del SI, la diferencia fueron más de 230 mil votos. Hubo 37 mil votos en blanco y 111.051 observados. Votó el 86% de los habilitados.

El NO ganó en 11 departamentos: Paysandú 65.1%, Montevideo 63%, San José 62%, Salto 60.8%, Maldonado 56%, Colonia 55%, Río Negro 55%, Florida 54%, Canelones 53%, Durazno 52% y Cerro Largo 50%

El SI ganó en 8 departamentos: Treinta y Tres 68%, Rivera 64%, Artigas 62%, Rocha 57%, Flores 55%, Lavalleja 53%, Tacuarembó 53% y Soriano 50.8 %.

La transmisión de CX 30 en coordinación con La Plaza fue un hito de coraje democrático y sirvió, además de para informar, para organizar a los partidarios del NO.

La repercusión en los medios de comunicación fue muy ilustrativa.

El 1 de diciembre, El Día, sacó dos ediciones, en ambas el título de tapa fue: “Un No aplastante”, la primera fue especial de 26 páginas y 14 estuvieron destinadas al Plebiscito, la segunda fue normal.

La Mañana tituló “Ganó el No”, un título similar tuvieron en sus ediciones vespertinas El Diario y Mundo Color.

A El País, parece que el resultado lo descolocó. El 1 de diciembre, también sacó dos ediciones. En la primera edición no hay nada, ningún resultado, nada.

En la segunda edición, en la tapa no se refiere al NO y titula: “En una jornada de amplia tranquilidad la ciudadanía votó masivamente”.

En los editoriales del 2 de diciembre, titulado “Vigencia de un mensaje”, y del 3 de diciembre, titulado “Nuevo Cronograma”, defiende a la dictadura y relativiza el contenido opositor del triunfo del NO.

En una nota analiza el resultado, lo compara con las elecciones de 1971 y concluye: “hubo una decisiva influencia de la fracción política foránea llamada Frente Amplio”.

Como El País, la dictadura tardó en reaccionar, el 3 de diciembre, sacó un comunicado de 5 puntos en el que reconoce el resultado pero dice que nada cambiará, que se seguirá avanzando “hacia la democracia plena” y que “continuará el régimen vigente”.

El dictador Aparicio Méndez, en conferencia con la prensa extranjera, intenta una explicación más cantiflesca aún y sostiene: “El resultado es en todo caso una derrota para el pueblo que no acepta elecciones para dentro de un año”.

Los intentos de la dictadura y sus medios de comunicación por hacer aparecer el NO como un respaldo a la dictadura contra los partidos políticos fracasan.

El Partido Nacional y el Partido Colorado emiten una declaración común en la que reclaman una Asamblea Constituyente, el retorno de los exiliados, el levantamiento de las proscripciones y el restablecimiento de las libertades sindicales. En base a estos puntos se manifiestan dispuestos a un diálogo nacional para encontrar salidas.

El Partido Demócrata Cristiano emite un pronunciamiento con puntos similares al que le agrega el reclamo de una amnistía y la libertad de los presos políticos.
Convergencia Democrática se pronuncia en el mismo sentido y también incluye el reclamo de Amnistía General.

El Frente Amplio, el Partido Comunista, el Partido Socialista y el Partido por la Victoria del Pueblo reclaman Asamblea Constituyente, Amnistía General, libertad de los presos y retorno de los exiliados, levantamiento de las proscripciones y “cambio en la política económica, aumento de salario y jubilaciones”.

En el mismo sentido se pronuncian la CNT y la FEUU.

La dictadura responde manteniendo las proscripciones, aumentando el hostigamiento a los presos políticos, desatando una ola de detenciones y tortura y anunciando un nuevo cronograma político.

El NO en el Penal de Libertad.

En el Penal de Libertad había más de mil presos políticos en el momento del Plebiscito.

A pesar de la censura a las cartas, a los materiales que recibían y el control absoluto de las visitas, controladas con grabaciones, los familiares hablaban a través de un teléfono y separados por un vidrio, la información llegaba.

El domingo no hubo información oficial pero por los comentarios de los guardias los presos se hicieron una idea de lo que ocurría.

Recién el lunes por la mañana se emitió por el sistema de parlantes de la cárcel un escueto comunicado oficial confirmando el triunfo del NO.

Testimonios de ex presos políticos señalan que a ese comunicado lo siguió la explosión de alegría colectiva más grande y unánime que recuerdan en el Penal de Libertad.

Los militares que estaban de guardia en el celdario comentaban el resultado y una afirmación en voz alta llegaba a las celdas a pesar de las puertas cerradas: “¿Qué irá a pasar ahora? Los pichis les ganaron a los viejos”.

Ese lunes posterior al plebiscito no se suspendieron las visitas y a media mañana las sonrisas, las guiñadas y los besos a través de un hueco en el vidrio controlados por cuatro soldados fueron más intensos.

La respuesta de la dictadura tampoco se hizo esperar y se sucedieron las represalias: más requisas, más sanciones, más operaciones de hostigamiento.

Ese año, en 1981, en 1982 y también en 1983 seguirían llegando presos políticos al Penal de Libertad y de Punta de Rieles, eso marcaba la continuidad de la represión, pero también de la resistencia.

Faltaban 4 largos años, pero el 30 de noviembre de 1980 la resistencia, de la cual los presos fueron parte fundamental, había logrado una victoria trascendente.

El NO en el exilio.

La movilización de las uruguayas y uruguayos en el exilio fue un factor trascendente para el triunfo del NO y la posterior recuperación de la democracia. La actividad del Frente Amplio, con presencia organizada en más de 25 países; la de la CNT presente en más de 30 países, la de los partidos de izquierda el PCU, el PS, el PVP, los GAU y el MLN y también la de dirigentes de primera línea del Partido Nacional, en particular Wilson Ferreira Aldunate.

Se realizó una labor permanente de denuncia de los crímenes de la dictadura. Se conformaron comités por la libertad de los presos. Se denunció a la dictadura en todos los organismos internacionales. Se realizó una permanente campaña de solidaridad, para enviar ropa, víveres y dinero a los familiares de los presos. Se apoyó siempre la labor clandestina.

Específicamente para el Plebiscito de 1980, se logró el pronunciamiento contrario a la constitución fascista de varios gobiernos y parlamentos de América Latina, Europa, Asia y Africa.

Gabriel García Márquez escribió luego del plebiscito una columna titulada “Los generales que se creyeron su propio cuento” que tuvo un gran impacto internacional.

Tuvieron especial impacto en Uruguay las audiciones que se realizaban en Radio Moscú, Radio Praga, Radio Habana y los informes de Radio Nederland.
Además de la denuncia internacional que implicaban se escuchaban en Uruguay en onda corta y eran una de las pocas fuentes de información confiable de lo que ocurría.

La cultura y el NO.

La lucha popular tuvo un componente muy importante en las expresiones y las figuras de la cultura que en medio de durísimas condiciones desarrollaron su arte comprometidos con la democracia y la libertad. La dictadura prohibió y persiguió a referentes culturales como Alfredo Zitarrosa, Mario Benedetti, Eduardo Galeano, Los Olimareños, Numa Moraes, José Carbajal, clausuró y persiguió a El Galpón, encarceló al director de Los Diablos Verdes, Antonio Iglesias, entre muchos otros y desató una censura sobre todas las manifestaciones culturales.

En 1980 nacieron Falta y Resto y La Reina de la Teja, dos murgas que desafiando la censura, cantaron en fábricas, cooperativas de vivienda y en el propio carnaval, al igual que Los Diablos Verdes.

Eduardo Darnauchans fue censurado entre 1979 y 1983 y tenía prohibido actuar en vivo. En 1980 grupos y cantantes como Eduardo Larbanois y Mario Carrero, el grupo Rumbo, Ruben Olivera y Mauricio Ubal (con canciones como “A redoblar” que se transformó en un verdadero himno de la resistencia), Canciones para no dormir la Siesta, con Horacio Buscaglia; Leo Masliah, Fernando Cabrera, Vera Sienra, Cristina Fernández y Washington Carrasco, Laura Canoura, Washington Benavídez, entre muchos otros, en el movimiento del Canto Popular, jugaron un papel aglutinador y difusor de las posiciones antidictatoriales.

En el mismo sentido aportaron las obras puestas en escena por grupos teatrales como La Gaviota y el Teatro Circular, con “El diario de Ana Frank”, “El herrero y la muerte”, “La empresa perdona un momento de locura”.

Un papel importante jugó también Cinemateca que a pesar de la censura fue durante toda la dictadura un espacio de encuentro que permitió abrir ventanas de información y de acceso a cine que la dictadura bloqueaba.

La proyección del NO.

El NO fue el resultado de la convergencia de todos los sectores democráticos de la sociedad y constituyó un golpe político esencial a la dictadura. Pero el NO fue posible por la decisión de luchar y resistir de cientos de miles de uruguayas y uruguayos en las condiciones más difíciles.

La resistencia tuvo una modalidad clandestina y otras más o menos públicas o semilegales, pero en ella participaron siempre miles, solo así se explica la dimensión del trabajo realizado.

La dictadura no cayó, la represión no terminó, la lucha tampoco y el día después del Plebiscito siguieron las movilizaciones y la resistencia. Aún faltaban cuatro duros años para llegar a la apertura democrática.

La respuesta de la dictadura fue incrementar la represión entre 1981 y 1982 más de mil militantes de izquierda, sindicales y estudiantiles, son detenidos y torturados, cientos son procesados por la justicia militar y varios mueren o son desparecidos, entre ellos Omar Paita, Félix Ortiz y Miguel Mato.

El 30 de diciembre de 1980 la dictadura emite el decreto 690/80 por el que permite que la policía detenga en averiguaciones, ese decreto y una serie de medidas posteriores, instrumentan por vía de decreto lo que no pudieron instrumentar en la Constitución rechazada. Ese decreto, derogado recién en 2005, fue utilizado por todos los gobiernos, particularmente el de Julio María Sanguinetti para reprimir, como el caso de las célebres razzias contra los jóvenes.

La dictadura buscó imponer los conceptos fundamentales contenidos en la constitución rechazada a través de decretos y luego en las diversas negociaciones con las fuerzas políticas. Buscó todos los caminos, en base a una feroz represión, para desconocer el resultado del Plebiscito de 1980.

Los espacios de libertad que se conquistaron siempre fueron consecuencia de duras luchas y se pagó un altísimo precio por ellos.

Es cierto que en la caída de la dictadura influyeron factores económicos y la coyuntura internacional, pero no es menos cierto, que sin lucha y sin organización, no hubiera caído.

Fuentes Consultadas

Compra de Carteras, Luis Stolovich, Juan Manuel Rodríguez, Daniel Olesker, Luis Porto y Guillermo Pomi, ediciones Banda Oriental 1986.

Movimiento Estudiantil, resistencia y transición, Centro Uruguay Independiente, 1986.

Albañiles esos obreros del andamio, Universindo Rodríguez y Silvia Visconti, Sunca, 2008.

Investigación Histórica sobre el Terrorismo de Estado 1973-1985, Universidad de la República, 2009.

Elecciones Uruguayas 1980-2003, Jorge Daniel Marius, Fundación Konrad Adenauer, 2003.

Colección de la Revista Estudios, órgano teórico del PCU, números 71 a 78 de abril de 1979 a marzo de 1981.

Colecciones de los diarios El País, La Mañana, El Diario, Mundocolor y el El Debate, Biblioteca Nacional.

Testimonios y documentos de militantes clandestinos del Frente Amplio, el PCU, el PVP, el PS, sindicales y estudiantiles de la época.

Testimonios de presas y presos políticos del PCU, MLN, PVP y GAU.

Testimonios de exiliados políticos del PCU, PVP, PS, Frente Amplio, Partido Nacional y CNT.

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