Antes de concretar su
renuncia, López Mazz habla de la búsqueda de desaparecidos en Uruguay.
La diaria - 26 8 14 - Por Lourdes Rodríguez
Este viernes, el antropólogo José López Mazz dejará
formalmente la coordinación del Grupo de Investigación en Antropología Forense
(GIAF), aunque entregará el informe de lo actuado en unas semanas.
Admite que
hubo diferencias con Familiares de Detenidos-Desaparecidos -“yo ya había
saneado la situación”-, pero evita hablar de eso. Argumenta que ya “cumplió un
ciclo” en ese rol, que su renuncia estaba planteada desde hacía meses y que
deja un equipo preparado para continuar las investigaciones.
-¿Qué demostraron los cuatro hallazgos en estos diez
años?
-Yo diría seis: cuatro hallazgos de enterramientos
completos identificados [Ubagésner Cháves Sosa, Fernando Miranda, Julio Castro
y Ricardo Blanco] y restos residuales de dos personas distintas cuyo ADN no fue
identificado en el chequeo con el banco de datos uruguayo ni el argentino. Los
hallazgos confirmaron la existencia de desaparecidos; eso puede ser evidente
para una parte de la población, pero no para todo el mundo. Produjimos el hecho
desaparecido-aparecido. Se confirmó que la información que dieron a la Comisión
para la Paz no era correcta. Demostraron que cada uno de los casos no era lo
que se había dicho, que los patrones de violencia no eran como se sostenía y
que no hubo excesos esporádicos: Castro tenía un balazo en la cabeza,
evidentemente se trató de una ejecución.
-¿Qué cosas facilitaron esos hallazgos y qué faltó
para que se produjeran otros?
-Hasta que empezamos a trabajar, había una comisión
[en referencia a la Comisión para la Paz] que averiguaba. Nosotros empezamos a
investigar, a sistematizar toda la información, a clasificarla, a tratar de
establecer correlatos entre indicadores ocasionales de los testimonios y los
lugares. La información era igual de imperfecta, sólo que no la certificamos
como hizo la comisión de Jorge Batlle, que les dio certificación de calidad a
todos los datos que dio el Ejército. Nuestra investigación produjo información
independiente. La información que obtuvimos nunca fue buena, siempre exigió de
nosotros trabajo de análisis y de crítica que nos permitiera, a partir de ella,
obtener escenarios de búsqueda e hipótesis de trabajo. Eso hemos aportado:
investigación y método.
-Cuando se habla de que hay “falta de información”,
¿se habla del silencio de los perpetradores o de que se salió a buscar y no se
encontró?
-Yo hago lo que me toca. Cada gobierno pretende haber
hecho gestiones y financia un equipo como el nuestro, que no es barato.
Nosotros trabajamos con la información que nos suministran [desde el Poder
Ejecutivo] y con la que somos capaces de obtener.
-¿Hubo diferencias entre las administraciones de
Tabaré Vázquez y José Mujica?
-Tuve la misma buena disposición en cuanto a los
medios y las coordinaciones. Me consta que en las dos administraciones se buscó
información.
-Teniendo en cuenta que habrá un cambio de gobierno,
¿de qué
depende que el GIAF continúe sus
investigaciones?
-De la voluntad política. La voluntad política hace
que exista un crédito; si no existe un crédito, [sus integrantes] no se van a
transformar en boy scouts de Familiares, la gente va a tener que ir a trabajar.
-¿Qué avances hubo en la investigación sobre el
paradero de María Claudia García de Gelman?
-Trabajamos en el marco de causas, y la vuelta del
Batallón Nº 14 al Nº13 solicitada por el juez [Pedro] Salazar está en el marco
de una hipótesis de que tanto María Claudia como otros traídos de Buenos Aires
podrían haber pasado por el 13.
-¿Por qué si Blanco estaba “a pasitos” de Castro se
demoró casi un año en encontrarlo?
-Marcamos una zona de trabajo, la dividimos en lo que
se podía hacer por día y en determinado tiempo. La probabilidad de que
aparezcan es ese tiempo no la sabés hasta que no ejecutaste toda la zona.
Estaba en una zona próxima a donde habían estado buscando con máquinas y habían
retirado cuerpos, y nosotros lo que buscábamos eran cuerpos que se les habían
escapado. Lo sabíamos por fotos aéreas, porque ellos estaban obligados a
desmalezar para pasar la retroexcavadora con la que buscaban [los cuerpos de
los desaparecidos]. Nos concentramos en los límites donde no bajaron los
árboles para meter la máquina: ahí encontramos los que se les escaparon.
-¿De dónde sale la hipótesis de la existencia de la
Operación Zanahoria?
-No es una hipótesis mía ni del GIAF. Esa hipótesis se
la pasaron al secretario de Presidencia [durante el gobierno de Vázquez],
Gonzalo Fernández. Fue la primera información que obtuvo el gobierno. También
fue usada por el Ejército en el informe que envió a la primera Comisión para la
Paz, pero de manera abusiva, como diciendo que habían retirado todo y no había
quedado nada. Nosotros demostramos que no es así. Señalamos que para que fuera
verdad deberíamos encontrar indicaciones de dónde habían trabajado esas
máquinas, la tierra revuelta, restos residuales de cuerpos humanos; las huellas
de las máquinas en la película de Virginia Martínez [Las manos en la tierra, de
2010] termina con eso. Y eso fue hallado. Están las huellas de las máquinas
debajo de los bosques. Los restos parciales, el lugar de emplazamiento de
Castro y Blanco es al borde de grandes desmalezamientos que hicieron en 1983 o
1984, buscando los cuerpos para hacerlos desaparecer. Yo no digo que [la Operación
Zanahoria] haya sido exhaustiva, porque hay gente que se enoja. Yo soy
científico. Establezco los parámetros de control: desde observaciones hasta la
calidad de la prueba. No puedo decir que el cocodrilo vuela pero bajito.
-Es que esa hipótesis atenta contra las expectativas
de quienes buscan a sus seres queridos.
-Pero no es mi trabajo cuidar las expectativas. Yo soy
como un vidriero: si el vidrio está mal puesto, está mal puesto. Si me dicen
que existió la Operación Zanahoria, yo te muestro las pruebas que la
mostrarían. Si las encuentro no puedo estar cambiándolas; no sería serio. No
nos llamaron para hacer eso. Nosotros venimos de la academia. Que no se olvide
la gente de que no venimos de un comité.
-También habló de fosas comunes.
-Hay análisis de tipo criminalístico que no se han
hecho porque no disponemos de los recursos humanos necesarios. Pero los
patrones de violencia son bastante claros. Hay momentos en que están “matando”
gente que se les muere en la tortura; eso da lugar a enterramientos próximos a
lugares de tortura. Raptan gente en Buenos Aires, hacen vuelos clandestinos. Es
evidente que cuando ejecutan el tipo de enterramiento clandestino no es el de
muertes periódicas. Es muy probable que toda esa gente esté junta porque se
necesita de un procedimiento. No es lo mismo matar a una persona eventualmente
que ejecutar entre 20 y 30. Esa conducta produce otros escenarios, son patrones
de violencia bastante estudiados. No digo que existan fosas comunes, digo que
no lo descarto. Sólo en el caso de que hubieran salido con cada uno a cada
punta del país...
-¿Cuáles serían esos lugares?
-[La información que manejamos desde el principio hace
referencia a seis u ocho lugares y que en esos lugares es probables que estén].
Son lugares extensos y complicados, no te los puedo decir porque están en el
marco de presumario.
-¿Cómo fue la relación con el Poder Judicial?
-Con los diez o 12 jueces con los que me ha tocado
trabajar, excelente.
-¿Se reunió con Familiares después de su renuncia?
-No, me había reunido antes. La situación estaba
planteada desde hacía un mes. Ya había saneado la situación, ya se sabía que en
octubre me iba a ir. Y bueno, alguna cosita yo había defendido de mi autonomía
técnica. Es lo que me ha dado tanto rédito y respeto. No tengo por qué
renunciar a ella; para eso me manda la Universidad. Los cocodrilos no vuelan,
que me disculpen. Y “familiares” es una palabra muy grande, ¿no? Hay
organizaciones que tienen ese nombre. Yo no paro de recibir mensajes de
familiares que también son familiares.
-¿Qué quiere decir en este contexto lo de los
cocodrilos?
-Que hay cosas que son sí o no, que no son en
porcentaje. A Uruguay le cuesta mucho eso. Se conjuga todo en un futuro
condicional: si hubiera, si hubiese, si eso ocurriera, entonces había, y se
construye una torre de Babel en la que la primera premisa es falsa y después se
cayó. Consideré que soy un científico y tengo una actividad profesional, que en
estos años hemos avanzado muchísimo y que hay gente formada que podía seguir
trabajando, y que yo quería cumplir un ciclo. No es tan terrible eso.
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