En el día de mañana, hace ya 30 años, Montevideo y todo el país, se
conmovía y explotaba de alegría al salir desde Cárcel Central los últimos presos políticos de la dictadura.
Uruguay comenzaba a recorrer el camino de la transición democrática que aún
continúa.
A partir de junio de 1968 nuestra sociedad comenzó un lento y progresivo proceso de deterioro institucional, de desconocimiento del Parlamento, de limitaciones a las libertades individuales y colectivas, de militarización de trabajadores públicos y privados, de represión abusiva del descontento estudiantil, sindical y popular, de presencia del escuadrón de la muerte, que generó un clima de inestabilidad y violencia.
Desde la aprobación de la Declaración del Estado de Guerra interno en abril
de 1972 la detención masiva, sistemática y generalizada de ciudadanos,
sometidos a torturas y malos tratos, incluidos abusos sexuales, en condiciones prolongadas de reclusión, se
transformó en la metodología deliberadamente seleccionada para frenar el
descontento popular y ciudadano por parte de los gobernantes.
Luego de la disolución del Parlamento en 1973 se vivió bajo una cruenta dictadura
cívico-militar, durante la cual el Estado recrudeció un patrón sistemático de
persecución, secuestro, detención ilegal, tortura, prisión arbitraria,
asesinato y desaparición forzada de ciudadanos, dentro y fuera del país en el
marco del Plan Cóndor.
Las Fuerzas Armadas se adueñaron del país y sus habitantes, detentando un autoritarismo totalitario que eliminó la separación de poderes, suprimió los derechos y garantías individuales y estructuró un sistema de represión generalizada. La disolución y persecución de organizaciones políticas, sindicales, sociales y religiosas, el férreo control de todo lo que significaba contestar al orden establecido, no guardó límites morales, violándose manifiestamente los derechos fundamentales.
Al amparo de la “doctrina de la seguridad nacional”, en el marco de una estrategia continental diseñada por Estados Unidos para implantar un modelo socio económico al servicio de grupos privilegiados, la dictadura uruguaya buscó el “aniquilamiento del opositor”, cualquiera fuese éste. El abuso del poder y la violación de derechos humanos, fueron constantes sobre las cuales se edificó un verdadero estado Terrorista.
Uruguay fue el país del mundo con la mayor cantidad de presos políticos en
proporción a su población. Más de 20 000 ciudadanos fueron privados
ilegítimamente de su libertad. Aproximadamente 6.000 de ellos fueron
formalmente procesados por tribunales militares sin ninguna garantía y
permanecieron en promedio 6 años y medio recluidos en campos de concentración.
Punta Carretas, Cabildo, Carlos Nery, Cárcel Central, el Cilindro Municipal,
el Penal de Paso de los Toros, de Libertad y Punta de Rieles fueron lugares de
reclusión emblemáticos del encarcelamiento de opositores, los presos políticos
de la dictadura. También hubo prisioneros en cuarteles de todo el país, en
dependencias de la marina y de la aviación y en centros clandestinos de
detención y tortura.
La constante y permanente lucha de los trabajadores, de los estudiantes, de
los sectores populares, dentro y fuera del país, mantenida en las más duras
condiciones represivas, venciendo la
clandestinidad más absoluta, permitió la derrota de la dictadura luego del triunfo del No en el año 1980 y el inicio de la
transición democrática en la cual aún transitamos.
Durante más de una década, liberar, liberar, a los presos por luchar, fue
una consigna popular coreada por miles y miles de uruguayos junto al reclamo de una amnistía general e irrestricta.
La liberación de los presos políticos fue una gran conquista del pueblo.
Como colectivo organizado celebraremos El día de la y del Liberado y
reafirmaremos nuestro compromiso de continuar trabajando para profundizar la
transición democrática tomando como hoja de ruta la Resolución 60/147 de las
Naciones Unidas y bregando por su implementación efectiva en la realidad
nacional.
Aunque aún seguimos y seguiremos buscando
a nuestros detenidos desaparecidos, a 30 años de la liberación, a nombre de
todo el colectivo:
¡gracias pueblo uruguayo!
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Opinando
Nº 3 – Año 4 – Viernes 13 de marzo de 2015