DIFUNDEN
DOCUMENTOS INEDITOS SOBRE LA DICTADURA DE BRASIL
La Escuela
Nacional de Informaciones fue creada por los militares y siguió funcionando en
democracia, hasta 1989. Pasaron por allí los que hoy están acusados de ser torturadores.
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Documentos
inéditos revelan que la dictadura brasileña (1964-1985) creó un centro de
formación de represores similar a la Escuela de las Américas, que Estados
Unidos montó en su base en Panamá.
La Escuela Nacional de Informaciones (ESNI),
en la que se dictaron cursos de formación para la represión ilegal de la
oposición política, fue creada en 1972 bajo el gobierno del presidente de facto
Emilio Garrastazú Médici (1969-74), según documentos revelados ayer por el
diario brasileño O Globo.
La ESNI
funcionó hasta 1989, cuatro años después del fin del régimen militar, bajo el
gobierno de transición de José Sarney. Según los documentos, a los que el
periódico brasileño accedió en virtud de la Ley de Transparencia, estuvo
inspirada en la Escuela de las Américas que funcionó entre 1946 y 1984 en Fort
Gullick, territorio estadounidense en el Canal de Panamá, para formar a agentes
latinoamericanos en la represión ilegal de la oposición bajo el pretexto del
combate al comunismo durante la Guerra Fría.
“Por estas
escuelas de represión pasaron los que hoy están acusados de ser torturadores, y
en sus clases los represores aprendían a disfrazarse, a penetrar en residencias
sin dejar vestigios, y a pensar como guerrilleros, leyendo estrategia del Che
Guevara y de Mao Tse Tung”, escribió O Globo.
La ESNI
ofreció 83 cursos durante sus 17 años de actividad. Algunos se llamaban
“Interrogatorio” o “Vigilancia”. “Los clases de Interrogatorio representaron el
más importante número de horarios de la disciplina”, publicó el medio. Los
cursos tenían como asistentes a los agentes civiles y militares del Servicio
Nacional de Información (SNI), y el objetivo era formar cuadros para los
diferentes niveles de la red represiva.
Después de
la escuela, muchos de los alumnos entraron al Destacamento de Operaciones de
Informaciones (DOI) o al CODI (Centro de Operaciones para la Defensa Interna).
Según O Globo, entre los inspiradores de la ESNI figura el brigadier Joao Paulo
Burnier, ex comandante de la base aérea del aeropuerto internacional de Río de
Janeiro y uno de los 60 mil militares entrenados en la Escuela de las Américas,
acusado por la desaparición del militante brasileño-estadounidense Stuar Angel
Jones, que fue miembro del grupo armado MR-8 e hijo de la diseñadora de modas
Zuzu Angel.
El caso de
la ESNI, que tuvo su sede central en un barrio de la zona sur de Río de
Janeiro, al lado de la playa Copacabana, se conoció en medio del avance de la
Comisión de la Verdad instalada hace un año por la presidenta Dilma Rousseff,
quien fue guerrillera y estuvo presa por la dictadura, que la torturó. Brasil
tuvo a sus últimos tres presidentes como víctimas de la prisión o exilio bajo
la dictadura. Fernando Henrique Cardoso (1995-2002), Luiz Inácio Lula da Silva
(2003-2010) y Rousseff.
La Comisión
de la Verdad no descarta que su informe final sobre lo que pasó durante los
años de plomo en Brasil, que será entregado en mayo de 2014, a 50 años del
golpe y antes del Mundial de fútbol, pueda contribuir a que se derogue la Ley
de Amnistía sancionada en 1979 por el último presidente de facto, el general
Joao Baptista de Figueiredo.
En los
últimos días, militares retirados que tuvieron gran parte de su formación
dentro de la democracia, fustigaron los trabajos de la Comisión de la Verdad,
como el interrogatorio realizado al ex coronel Carlos Brilhante Ustra, jefe de
la represión en San Pablo, que negó los 50 casos de torturas seguidas de muerte
bajo su comando.
Uno de los
casos fue el del general Luis Sodré de Castro, que hasta 2011 fue el comandante
militar de la casa de gobierno, el Palacio del Planalto, que consideró el caso
de Ustra como revanchismo.
Sin
embargo, la vigencia de la Ley de Amnistía fue ratificada en 2010 por el
Supremo Tribunal Federal (STF). Esta ley, que impide la apertura de procesos
contra los autores de violaciones a los derechos humanos, convirtió a Brasil en
el país más atrasado respecto de sus vecinos sobre la investigación y castigo a
los responsables de cometer crímenes desde el Estado.
Según
Gilney Viana, coordinador del Ministerio de Derechos Humanos, la nueva
generación de militares adopta parte de los sentimientos de la más antigua, que
participó activamente en la represión surgida del golpe de Estado contra el
presidente constitucional Joao Goulart.
“Recientemente
los egresados de la academia militar Agujas Negras fue bautizada como Médici
(tercer presidente de la dictadura). Los instructores y los manuales militares
todavía tienen otra visión de la historia y la enseñan de acuerdo con su
conveniencia”, sostuvo el funcionario.
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