Cabildo Abierto: cualquiera es un Señor
El actual coronel retirado Antonio Romanelli, durante el terrorismo de Estado fue un joven oficial que siendo teniente segundo actuó como Capitán Ayudante del Sector Barracas en el Penal de Libertad durante los años 1978 y 1979.
Según una nota difundida y firmada por casi un centenar de sobrevivientes en el año 2019, mientras estuvo en el Penal, Antonio Romanelli “Hostigó brutalmente a centenares de prisioneros en las 5 Barracas, 10 sectores, 40 reclusos por sector, durante su permanencia. Fue un auténtico verdugo especialmente con aquellos que padecían enfermedades psiquiátricas, con los más viejos, con los más débiles y muy especialmente, fiel a la ideología nazi que lo animó durante sus años de militancia en Secundaria, durante el año 1972, con quienes eran judíos.
Todos recordamos los “plantones”, “los malones”, “los islazos”, las requisas, los insultos, las amenazas, la destrucción sistemática de las manualidades, las sanciones injustificadas, las privaciones de todo tipo, el clima de angustia y terror”.
Penales: centros de destrucción
El terrorismo de Estado concibió a los establecimientos carcelarios de reclusión como centros de destrucción de los miles de prisioneros políticos que permanecieron en ellos. Uruguay fue el país con la mayor cantidad de presos políticos del mundo en proporción a su población. Más de 7.000 uruguayas y uruguayos, incluso menores y adolescentes fueron formalmente condenados por los tribunales militares de la época, sin garantías de ninguna naturaleza y luego de días, semanas y hasta meses de incomunicación y torturas.
El Dr. Martín Gutiérrez, ex socio del Dr. Daniel Salinas, psiquiatra de profesión, trabajó en la Cárcel de Paso de los Toros y en el Establecimiento Militar de Reclusión Nº 1, Penal de Libertad. En su momento declaró al abogado estadounidense Maxwell Gregg Blade en diciembre de 1985: “La guerra continuaba dentro de la prisión. Día a día, norma a norma, todo fue parte de un gran diseño para hacerlos sufrir psicológicamente”. (1)
El mayor Arquímedes Maciel quien fue Jefe del Sector Celdario en el Penal de Libertad supo declarar públicamente: “No los matamos cuando pudimos, ahora debemos aprovechar este tiempo para enloquecerlos”. Esa fue la política oficial que generó, además, un número importante de muertos en los centros carcelarios.
Una afrenta a la institucionalidad democrática
Que personajes a todas luces repudiables como Antonio Romanelli sean asesores de Senadores de la República y transiten por los pasillos de los ministerios es una clara afrenta a la institucionalidad democrática.
Al general retirado Guido Manini Ríos, encubridor de José Nino Gavazzo, no se le mueve un pelo. Cabildo Abierto ha hecho una defensa encendida de los terroristas de Estado algunos de los cuales se encuentran recluidos en la cárcel de Domingo Arena. Todos han sido condenados por un poder del Estado con todas las garantías del debido proceso que ellos nunca otorgaron a sus víctimas.
La constante movilización desplegada por los sectores populares desde hace décadas ha logrado restablecer la pretensión punitiva del Estado desde octubre de 2011. El Poder Judicial comenzó a cumplir con las obligaciones constitucionales de investigar y sancionar las graves violaciones a los derechos humanos cometidas en Uruguay desde el 13 de junio de 1968 hasta el 28 de febrero de 1985. Es un paso básico para que los crímenes no vuelvan a ocurrir.
En este sentido aún hay muchos procedimientos judiciales pendientes de resolución, algunos con más 10 años de tramitación. Programas radiales y televisivos nunca les faltan a los terroristas estatales y sus defensores para expresar su malestar e intentar victimizarse ante la opinión pública.
(1) Los médicos militares de Uruguay: engranajes del terrorismo de Estado.
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Opinando N° 17 – Año 11 – Martes 6 de setiembre de 2022