50 años del Penal de Libertad
El sábado 1º de octubre se cumplen 50 años de la
inauguración del Penal de Libertad en las cercanías de la ciudad de dicho
nombre. Fue un centro de reclusión emblemático. Se inauguró mientras gobernaba
Juan María Bordaberry. Se clausuró el 10 de marzo de 1985, al retornar a la
democracia.
Cartel en la Planta Baja del
celdario
El proyecto represivo iniciado por Jorge Pacheco Areco
en 1968 culminó en el golpe de Estado en junio de 1973, muchos meses después de
que las Fuerzas Conjuntas (FFCC) anunciaran la desarticulación total del
Movimiento de Liberación Nacional (MLN). A impulsos de orientaciones
provenientes de EEUU para la región desembocó en el terrorismo de Estado, posteriormente. El
Penal de Libertad albergó a casi 3.000 luchadores sociales, gremiales y políticos
que integraron las filas de la resistencia y de la oposición.
Los tiraban desde helicópteros
Al inaugurarse el Penal en octubre de 1972, los
primeros prisioneros políticos que llegaron, eran transportados desde los
cuarteles y centros de represión, en helicópteros bajo estrictas medidas de
seguridad. El helicóptero sobrevolaba la cancha de fútbol que se encontraba
frente al edificio central y, sin posar en tierra, los prisioneros esposados,
eran arrojados. En tierra eran abordados por un par de efectivos militares que
a golpes de cachiporra, para que escarmentaran, los conducían hasta la celda
que habrían de ocupar.
En total llegaron a pasar por sus recintos 2872
ciudadanos aunque la numeración alcanzó un número más. Hasta el momento se
desconoce el motivo por el cual el número 151 no fue otorgado a ningún recluso.
(1) Llegó a albergar 1.350 prisioneros, 950 en los cinco pisos del Edificio
Central y 400 alojados en cinco barracas con dos sectores de 40.
Estremecedor: condenados por
tribunales militares
Todos los ciudadanos que estuvieron recluidos en lo
que se denominó Establecimiento Militar de Reclusión Nº 1, (EMR Nº1), fueron
condenados por tribunales militares al amparo del Estado de Guerra Interno que
votó el Parlamento el 15 de abril de 1972, sin garantías de ningún tipo. Fueron
condenados luego de días, semanas y hasta meses de incomunicación, sin
asistencia legal, en base a confesiones auto incriminatorias. La inmensa
mayoría de las personas sometidas a tribunales militares sufrieron en forma
masiva, generalizada y estandarizada, como está documentado, tratos crueles,
inhumanos y degradantes, torturas de
todo tipo que incluyeron los abusos y las violaciones sexuales, principalmente,
con las mujeres.
Penales: centros de destrucción
El terrorismo de Estado concibió a los
establecimientos carcelarios de reclusión como centros de destrucción síquica y
moral de los miles de prisioneros
políticos que permanecieron en ellos. Uruguay fue el país con la mayor cantidad
de presos políticos del mundo en proporción a su población. Según cifras
oficiales, desde el 13 de junio de 1968, al comenzar el Estado represor, hasta
mediados del año 1976, más de 20.000 personas habían sido privadas de su
libertad.
Más de 7.000 uruguayas y uruguayos, incluso menores y
adolescentes fueron formalmente condenados por los tribunales militares de la
época, sin garantías de ninguna naturaleza y luego de días, semanas y hasta
meses de incomunicación y torturas.
El Dr. Martín Gutiérrez, ex socio del Dr. Daniel
Salinas, psiquiatra de profesión, trabajó en la Cárcel de Paso de los Toros y
en el Establecimiento Militar de Reclusión Nº 1, Penal de Libertad. En su
momento declaró al abogado estadounidense Maxwell Gregg Blade en diciembre de
1985: “La guerra continuaba dentro de la prisión. Día a día, norma a norma,
todo fue parte de un gran diseño para hacerlos sufrir psicológicamente”. (2)
El mayor Arquímedes Maciel quien fue Jefe del Sector
Celdario en el Penal de Libertad supo declarar públicamente: “No los matamos
cuando pudimos, ahora debemos aprovechar este tiempo para enloquecerlos”. Esa
fue la política oficial que generó, además, un número importante de muertos en
los centros carcelarios, en muchos casos por falta de atención o por omisión de
asistencia.
Justicia, justicia y más
justicia
La constante movilización desplegada por los sectores
populares desde hace décadas logró restablecer la pretensión punitiva del
Estado desde octubre de 2011. El Poder Judicial comenzó a cumplir con las
obligaciones constitucionales de
investigar y sancionar las graves violaciones a los derechos humanos del pasado
reciente. Es un paso básico para que los crímenes no vuelvan a ocurrir.
En este sentido aún hay muchos procedimientos judiciales
pendientes de resolución, algunos con más 10 años de tramitación, que deben
finalizarse a la mayor brevedad.
El próximo sábado 1 de Octubre, nuestro colectivo
concurrirá al Espacio Memorial Penal de Libertad a rendir homenaje a los 35
compañeros que nunca llegaron a recuperar la libertad pero que permanecen en nuestra memoria y en nuestros corazones.
También rendiremos homenaje a quienes ya no nos acompañan debido al paso
inexorable del tiempo.
Como todas las actividades de Crysol, será un acto
militante, reclamando por nuestros 197 Detenidos Desaparecidos, por el
cumplimiento irrestricto de la Sentencia Maidanik y otros y en apoyo al accionar de la justicia.
Recuperar los derechos, la libertad y la democracia
demandó un gran sacrificio al pueblo uruguayo. El Penal de Libertad es un claro
ejemplo. Para afirmar el estado de Derecho, los crímenes más graves del
terrorismo de Estado no pueden y no deben quedar sin castigo. Son crímenes de
Lesa Humanidad, cometidos por funcionarios del Estado que debían impedir que
ellos ocurrieran. Deben ser investigados, esclarecidos y castigados por el
órgano del Estado que tiene competencias plenas para ello y otorgando, como ha
ocurrido hasta el momento, las máximas garantías a los presuntos responsables
de ellos.
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(*) Vivir en Libertad. Walter Phillips – Treby y Jorge
Tiscornia. Banda Oriental.
(2) Los médicos militares de Uruguay: engranajes del
terrorismo de Estado – Maxwell Gregg Blade.
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Opinando N° 19 – Año 11 – Martes 27 de setiembre de
2022