Caudillo Pedro Lerena:
un crimen impune
Estaba
clandestino en nuestro
país. Fue detenido
a fines del mes de mayo
de 1975 en un sangriento operativo represivo de las Fuerzas Conjuntas (FFCC)
junto a otros militantes de la resistencia. Era miembro del MLN- Tupamaros. A
fines de setiembre de ese año, luego de cuatro meses de incomunicación y
crueles torturas, sus restos mortales fueron entregados a sus familiares.
Jorge Pajarito Silveira: un contumaz y cobarde torturador, activamente involucrado en las torturas que sufrió Pedro Lerena y en su asesinato. A las cosas hay que llamarlas por su nombre.
Pedro Lerena fue detenido
el 25 de mayo de 1975 en el marco de la Operación Conejo orquestada por diversos servicios
represivos y dirigido
por el mayor José Nino Gavazzo.
Participaron otros notorios
terroristas estatales como el coronel
retirado Jorge Pajarito Silveira, el único que sobrevive
hasta el día de hoy. Pedro Lerena era miembro de la resistencia que en las más
duras y crueles condiciones enfrentaba al régimen militar dentro del pais. Fue
detenido junto a Walter, Cholo, González, ex preso político, dirigente cañero y
testigo declarante en la causa.
Un homicidio estatal
Los testigos no mienten. Las evidencias son abrumadoras. La autopsia determinó que falleció por ahorcamiento pero el cuerpo presentaba brutales signos de las bárbaras torturas a que fue sometido. Pedro Lerena fue bárbaramente torturado en la Paloma, en la casona de Punta Gorda, en el 4º de Caballería y fue ahorcado en el 9 de Caballería en setiembre de ese año, habiendo estado incomunicado todo ese tiempo. Cuatro meses estuvo desaparecido hasta que le entregaron su cuerpo macerado a los familiares. Jorge, el Pajarito Silveira, participó activamente en la última sesión de torturas como lo señalan los testigos. Luego de cuatro meses de incomunicación y torturas no hay suicidios. Hay asesinatos. Así de simple. La justicia debe tipificarlo de esta manera.
La
justicia es el único
camino
Recordar y condenar
estos crímenes siempre
es necesario y positivo.
La investigación, el esclarecimiento y la sanción
de las graves violaciones a los derechos
humanos, es el único camino que asegura que estos
crímenes no vuelvan a ocurrir en el futuro. Reclamar justicia y reclamar
por el destino de las detenidas y detenidos desaparecidos son acciones básicas de quienes quieren
superar las heridas
y secuelas de la dictadura civil militar mirando hacia el futuro democrático.
No son cuentas a cobrar. Son delitos graves que deben ser
investigados y castigados para que haya pleno futuro democrático. Los
responsables de ellos deben asumir sus responsabilidades penales aunque la impunidad de dos décadas
los lleva a comparecer
en los tribunales a edades avanzadas. El Estado uruguayo y el sistema político
deben tener una actitud firme.
Los criminales estatales deben ser juzgados y condenados
con todas las garantías del debido proceso como ha ocurrido
hasta el momento,
cualquiera sea su edad. No debe
haber lugar ni para ellos ni para quienes promueven una memoria elogiosa de la
dictadura civil militar. Mucho menos para quienes se sienten emocionalmente empáticos con ellos como el general
retirado Carlos Sequeira
a quien se quiso promover para integrar el Supremo
Tribunal Militar recientemente por parte del gobierno.
Tipificar homicidio
La madre, la esposa, las hijas de Pedro Lerena Martínez y otros familiares, han jugado un papel determinante para que el crimen no permanezca impune. Los detenidos junto con él testimoniaron. Los peritos fueron contundentes al detallar las secuelas de las torturas. El Fiscal Especializado en Crímenes de Lesa Humanidad fundamentó el pedido de procesamiento. Es hora de que el Poder Judicial se pronuncie y procese a Jorge Pajarito Silveira por el delito de homicidio por su activa participación durante esos cuatro meses en las torturas sufridas por Pedro Lerena. Es de justicia.
Opinando N° 5 – Año 14 – Miércoles 1º de octubre
de 2025