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viernes, 10 de mayo de 2019

Tenían que hacerlo

La justicia allanó la casa de Gavazzo

Decenas de biblioratos y cajas con documentación relativa al terrorismo de Estado fueron incautadas de los archivos del represor, según supo Sudestada

Walter Pernas / Sudestada / @PernasWalter – 9 5 19

A pedido de la Fiscalía especializada en crímenes de lesa humanidad la justicia ordenó el allanamiento de la casa del militar retirado José Nino Gavazzo.

Un equipo policial de Asuntos Internos se presentó en la casona de Parque Miramar y el oficial al mando mostró la orden de allanamiento ante el represor, quién devolvió su clásica sonrisa irónica, pero no tuvo más remedio que franquear el acceso a los agentes.

El operativo, que duró unas cinco horas, sirvió para incautarse de decenas de “biblioratos” y “varias cajas con documentación” que contiene información relativa al terrorismo de Estado, según dijeron a Sudestada fuentes del sistema judicial.

El allanamiento fue autorizado por la jueza letrada de 7º turno de Ciudad de la Costa, Elena Iriarte, en tanto la zona de Parque Miramar forma parte de su jurisdicción.

El fiscal Ricardo Perciballe solicitó la medida a la sede luego de que el diario El País publicara una entrevista a Gavazzo, quien se dejó fotografiar sentado en el living de su casa, mostrando documentación vinculada a casos de violaciones a los derechos humanos durante la dictadura.

Todas las cajas y biblioratos recogidos por la Policía fueron trasladados al juzgado penal de 29º turno, donde se tramita el expediente en el que 28 ex presas políticas denunciaron en 2011 haber sido víctimas de abuso sexual sistemático, entre otras formas de trato inhumano y degradante de parte de Gavazzo, Jorge Silveira y otros represores de la época dictatorial.

La jueza Julia Staricco, a cargo de la investigación, habilitará a que el fiscal Perciballe acceda a la documentación que Gavazzo tenía en su poder a fin de verificar si existe información relevante para el proceso.

En la entrevista concedida a la periodista Paula Barquet, Gavazzo, sostuvo: “Yo lo que niego es la tortura que ellos mencionan. Si yo la agarro a usted a cachetazos acá para que me diga cuánto gana usted en El País, es una tortura, pero solo le pegué unos cachetazos. Si en lugar de eso, agarro un cable y lo enchufo a la corriente, y le pido lo mismo pero le pongo 110 volts, la estoy torturando también. Si la violo, también es una tortura. Bueno, son distintas eta… Todo está mal.

Pero estamos hablando de la guerra, ¿verdad? Estamos hablando de la guerra y no de la paz. No existe en el mundo ejemplo de guerra sin tortura”.

Luego relató que prefería el submarino a la picana eléctrica como método de tortura y caricaturizó la forma en la que actuaba frente a un detenido en esos momentos: “Los interrogatorios tienen etapas: empiezan duros, pero al final usted termina tomando un cafecito con ellos. ‘Yo voy a tomar un cafecito, ¿querés un cafecito?’. ‘Si me das un cafecito, tengo un cuentito para vos’. Y te contaban de repente que habían matado cinco personas. Así son. Así es la realidad. Todo lo demás son historias. O historietas. La verdad es esa. Y no porque lo diga yo. Porque sucedió así”.

Gavazzo está condenado a 30 años de penitenciaría por decenas de crímenes de lesa humanidad. Las pruebas en su contra, en los diversos expedientes, fueron consideradas firmes y hasta superabundantes por más de una docena de magistrados de primera instancia, de tribunales de apelaciones o de la Suprema Corte de Justicia.

En su momento, la jueza Staricco, recordó: “Surge de la denuncia presentada que durante el período dictatorial un grupo de mujeres fue víctima de diversas tortura, cometidos en centros de detención estatales y/o clandestino, entre ellos, ataques a la integridad sexual, consistentes en manoseos, violaciones, tocamientos lascivos, imposibilidad de concurrir al baño, y cuando eran conducidas al baño, debían permanecer con la puerta abierta o acompañadas por un militar”.

“Las denunciantes consignan haber sido sometidas a ya conocidas torturas, como eran el uso de la picana; el submarino (consistente en sumergir a la persona en un tanque lleno de líquido hasta provocarle asfixia); ‘colgada’ (a la persona se la mantiene suspendida en el aire, los brazos hacia atrás, atados por las muñecas); ‘plantón’ (la persona es obligada a permanecer de pie durante muchas horas, sin permitírsele dormir); ‘interrogatorios’; el uso permanente durante meses de ‘capucha’ (la persona permanece vendada o con la cabeza enfundada en una bolsa de tela), entre otros tormentos, durante el período que duró la reclusión de estas”, relató la magistrada.

Una tarde, en el juzgado penal de la calle Misiones, una mujer ex detenida política se enfrentó en careo a Gavazzo: “¡Usted me violó!”, le espetó mirándolo a los ojos. La defensora del represor, su hija Rosanna Gavazzo, se levantó y poniéndose del lado de la mujer, se quedó esperando la respuesta de su padre.

Gavazzo agachó la mirada...

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(*) La difusión de la presente nota periodística es meramente de carácter informativo y no supone ningún grado de aceptación y/o compromiso con los conceptos, juicios o comentarios que en la misma se formulan.
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