Barneix se
suicidó ayer, procesado junto a Puigvert por el homicidio político de Aldo
Perrini.
La diaria - 3 9 15 - Por Cecilia Alvarez
Pedro Barneix cuando concurría al juzgado de la calle Misiones, el 27 de agosto. Foto: Federico Gutiérrez |
En
el momento en que la Policía fue a notificarlo de su procesamiento y detenerlo,
Pedro Barneix se dirigió a una de las habitaciones de su casa en Pocitos y se
mató de un disparo. La jueza Beatriz Larrieu lo acababa de procesar con prisión
por el homicidio de Perrini, en 1974, cuando Barneix era teniente del Ejército.
El fallo determina también el procesamiento de José Puigvert, en prisión desde
ayer, y se enmarca en los delitos de lesa humanidad, que son imprescriptibles:
“La muerte de Aldo Perrini en manos de funcionarios del gobierno militar,
ocurrida en el marco de la detención ilegal y sometimiento a torturas por su
sola y presunta afinidad con una organización política de izquierda, encuadra
claramente en la tipificación del Homicidio Político”, concluye la Justicia.
Dino Perrini tenía seis años cuando su padre,
conocido como Chiquito, fue secuestrado en su
heladería de Carmelo, el 26 de febrero de 1974, en el marco de un operativo de
detención en la ciudad. Los efectivos militares lo llevaron al Batallón de
Infantería Nº 4, en Colonia del Sacramento. Con los ojos vendados, Perrini y
los otros detenidos pasaron varios días de plantón. “Los hombres eran golpeados
y las mujeres eran reiteradamente sometidas a tratos degradantes por personal
del Batallón, tales como obligarlas a permanecer de pie desnudas, manosearlas,
tocarles la zona genital y apretarles los pezones, llegando incluso a la
violación. Todas las testigos que declararon en autos afirmaron haber sido
víctimas de violación por parte de los militares”, establece el fallo de la
jueza, que da paso, a su vez, a nuevas investigaciones por estas denuncias de
torturas.
Testimonios de varios detenidos, que coinciden con los de los
soldados, apuntaron que Chiquito “pretendía intervenir para que los
militares no abusaran de las jóvenes, profiriendo insultos hacia ellos, ante lo
cual recibía insultos y mayores apremios físicos de parte de los captores.
[...] esa actitud de Perrini parecía molestar a los militares, quienes se
ensañaban con él especialmente”. Incluso, uno de ellos declaró, según consta en
el auto de procesamiento, que Perrini “les decía ‘cobardes’ a sus captores”.
Homicidio
político
La fiscal Ana María Tellechea había pedido el
procesamiento con prisión, en junio de 2012, de Wa- shington Perdomo, segundo
jefe del Batallón de Infantería Nº 4, encargado del establecimiento el día de
la muerte de Perrini. Perdomo murió en 2014, antes de que la jueza pudiera
pronunciarse sobre el pedido de la fiscal. También había pedido el
procesamiento del capitán José Baudean, que revestía en el batallón y murió en
2012. Barneix cumplía funciones como capitán de servicio y tenía a su cargo al
personal de la guardia perimetral, mientras que Puigvert estaba en el batallón
porque vivía allí.
El mayor hallazgo de la causa fue el expediente
de la Justicia militar 257/74, que investigó la muerte de Perrini. Allí consta
que en la tarde del 3 de marzo fue trasladado a la sala de interrogatorios. En
determinado momento -estiman que fue entre 15 y 30 minutos después-, Perrini
perdió el conocimiento. El médico del batallón, Eduardo Solano, dictaminó el
traslado de Perrini al Hospital Militar. Junto al enfermero y el médico viajó
también Perdomo, y a la altura del kilómetro 110 de la ruta 1 Perrini murió.
La autopsia realizada en aquel momento
determinó hematomas en el tórax y en el abdomen, múltiples hemorragias y
lesiones, pulmones distendidos, e indicaba como causa de muerte edema agudo de
pulmón.
Cuando el juez militar Ruben Bonjour les preguntó a los militares por
estas lesiones en el cuerpo, “todos los atribuyeron a caídas al piso, golpes que
se daba contra la pared”, a lo que la jueza señala que, además de
inverosímiles, fueron excusas “expresamente descartadas” por los peritos que
hicieron en 2012 la autopsia histórica: esos hematomas “eran incompatibles con
golpes accidentales o autoinfligidos. Por el contrario, fueron concluyentes en
afirmar que se trataba de una víctima multigolpeada y agregaron que los
hematomas constatados en zona de epigastrio y genitales demostraban
especialmente la intención del agresor de provocar un gran dolor, por tratarse
de regiones del cuerpo especialmente sensibles”.
“Del expediente militar
resulta en forma incuestionable que quienes participaron del interrogatorio del
día domingo 3 de marzo de 1974 fueron el Capitán Baudean y los Tenientes 1º
Barneix y Puigvert. Si bien los partícipes negaron maltrato al interrogado,
reiteraron las referencias al ‘trato riguroso’ de los detenidos”, consigna
Larrieu.
Homicidio político es aquel cometido por
agentes del Estado contra una persona por sus actividades u opiniones políticas,
y la Ley 18.026 prevé penas de 15 a 30 años de penitenciaria. La jueza aclara
que es un delito de lesa humanidad, y explica que éstos son los que afectan “no
sólo a la persona y comunidad de que se trate, sino a toda la humanidad”, para
después aclarar que este tipo de delitos eran considerados crímenes por la
comunidad internacional desde mucho antes del homicidio de Perrini, más
precisamente, desde que finalizó la Segunda Guerra Mundial.
El
último 3
Dino tiene ahora 47 años. Ayer estaba en Fray
Bentos cuando se enteró de la noticia, pero llegó a Carmelo y se abrazó con sus
hermanos Aldo y Piero, el más chico, que fue el que hizo la denuncia en 2010,
respaldado por el abogado Óscar López Goldaracena. “Estamos contentos, no por
cómo terminó la cosa, sino por los procesamientos; se los juzgó como tenía que
ser”, dijo Dino anoche en diálogo con la diaria. Sobre el suicidio de
Barneix no quiso opinar. Explicó por qué no fue hasta 2010 que su hermano tuvo
la voluntad de denunciar: “Siempre pensamos que la gente que había matado a
papá no vivía, y fue un tema del que nunca se habló. Hay gente que decía que se
lo buscaron, pero papá nunca fue ni a un club político. Tenía ideales, votó al
Frente Amplio. Era un comerciante, trataba con mucha gente, y alguien lo
escuchó”.
Por las demoras que tuvo el expediente
judicial, él, sus hermanos y mucha gente de Carmelo se reunían los 3 de cada
mes alrededor del busto de Perrini que está en la plaza Independencia, frente a
la heladería Perrini, que todavía atiende el hermano de Aldo. Mañana estarán
allí a las 20.30, y será el último encuentro: “Es por papá y por la gente que
estaba con él, que sufrió mucho. Espero que esté orgulloso. Lo logramos”.
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