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lunes, 6 de diciembre de 2010

Falleció ayer una "madre coraje"

Se fue una luchadora. A los 92 años, murió María Esther Gatti de Islas.

El 30 de agosto de este año LA REPUBLICA realizó quizás la última entrevista a María Esther Gatti de Islas, madre de la desaparecida María Emilia Islas Gatti y abuela de Mariana Zaffaroni, en vísperas del Día Internacional del Detenido Desaparecido.

La República. 6 12 10. Víctor Carrato

En el reportaje reclamó saber sobre el destino de su nieto/a, hermano/a de Mariana si es que sobrevive. Fundadora de Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos. Figura emblemática de las luchas contra el terrorismo de Estado y dignidad humana. Estuvo acompañada por su nieta Marina, llegada el sábado desde Buenos Aires.

María Esther falleció en la mañana de ayer, pero nunca se irá, seguirá buscando a su nieto o nieta desaparecido y a todos los otros que faltan encontrar. Se fue a seguir peleando por ahí, como lo hizo siempre, a los 92 años de edad, acompañada de su nieta Mariana en la Residencia San José de la calle Millán donde vivió los últimos años formando parte del proyecto solidario "Ibiray". Al igual que muchos familiares, murió sin saber la suerte de su hija.

Su velatorio se realizó en el día de ayer en la Sala de Previsión de 18 a 22 hs.
En la mañana de hoy se realizará su velatorio en el Paraninfo de la Universidad de la República, de 8 a 11 y 30 horas, donde seguramente será rodeada de toda la solidaridad del pueblo uruguayo para después acompañarla hasta el cementerio del Buceo.

María Esther fue maestra en muchos sentidos. Cursó sus estudios primarios en la Escuela Pública en el barrio Cordón, donde vivía. Cuando terminó sus años escolares, ingresó en la Universidad de las mujeres y luego al Instituto Magisterial para recibirse de maestra con 17 años, en 1935. No pudo comenzar a trabajar en la escuela pública hasta 5 años después, al negarse a firmar una adhesión al régimen del dictador Gabriel Terra.

En 1948 se casó con Ramón Agustín Islas González de cuyo matrimonio nació el 18 de abril de 1953, su única hija María Emilia.

Vivió gran parte de su vida en el barrio de Colón.

Su hija Maria Emilia también inicio sus estudios de magisterio y se casó con Jorge Zaffaroni Castilla en 1973.

Perseguidos por la dictadura por su militancia política en la ROE (Resistencia Obrera Estudiantil), el matrimonio Zaffaroni- Islas debió refugiarse en la Argentina, en donde participan de la fundación del PVP.

El 22 de marzo de 1975, nació en Argentina su nieta Mariana Zaffaroni.El 27 de setiembre de 1976, María Emilia, su esposo Jorge Zaffaroni y su nieta Mariana, fueron secuestrados en Argentina por fuerzas militares uruguayas y argentinas.

A partir de ese momento, María Ester convirtió su dolor en lucha, iniciando una batalla enfrentada al poder dictatorial primero y a la insensibilidad y la complicidad de los gobiernos democráticos que siguieron a la dictadura.

Junto a Luz Ibarburu de Recagno, Violeta Malugani, María Elena Antuña de Gatti, Irma Hernández y Milka Prieto, inician las primeras denuncias colectivas, (entre ellas a la OEA) de los desaparecidos uruguayos en la Argentina, que darán lugar, posteriormente, a la conformación del grupo de Familiares de uruguayos Detenidos Desaparecidos en Argentina.

En 1979 cuando son ubicados los hermanitos Julien Grissonas, en Valparaíso, Chile, viaja a ese país, ante la posibilidad de que su nieta haya sido llevada con ellos.
Fue una activa propulsora de las denuncias, ante los organismos internacionales y los distintos estrados judiciales nacionales y extranjeros.

Entre las múltiples gestiones y entrevistas que realiza, logra interpelar al mayor Gavazzo en dictadura para reclamarle por su nieta, en el mismo domicilio de este.
Encara la búsqueda en Argentina junto con Abuelas de Plaza de Mayo, donde se recogía la información de los presuntos hijos de desaparecidos.

El 24 de julio de 1980, fallece su esposo de un ataque cardíaco.

En 1983 obtiene la primer información respeto a su nieta, al publicarse en Brasil una entrevista a un represor argentino que dice que otro represor se habría apropiado de la niña. Viaja a Brasil con la madre de Jorge Zaffaroni, donde realiza contactos con organizaciones de derechos humanos y políticos interesados en el tema.

Posteriormente se recibe información de quién es el represor que se habría apropiado de su nieta, Miguel Angel Furci, miembro de la SIDE argentina, dando origen a la presentación de la denuncia ante la Justicia argentina y actualmente siendo juzgado.

Luego de un largo e irregular tránsito por los juzgados argentinos de la denuncia y el pedido a la Justicia de medidas cautelares, se da la fuga de los apropiadores con Mariana, al Paraguay.

Posteriormente viaja a Paraguay junto con Milton Romani, siguiendo datos para ubicar a Mariana.

En 1985, presenta junto a un grupo de familiares de desaparecidos, una denuncia penal ante la Justicia uruguaya, la que no prospera en virtud de la aprobación por el Parlamento el 22 de diciembre de 1986, de la Ley de Caducidad.

Junto a Elisa Dellepiane de Michelini, Matilde Rodríguez de Gutiérrez Ruiz, a partir del 5 de enero de 1987, preside la Comisión Nacional pro-referéndum, movimiento que buscó mediante el referéndum, anular la ley de caducidad.

En ese marco que culmino con la realización del referéndum el 16 de abril de 1989, fue una incansable participante de actividades en todo el país y a nivel internacional. Realizo dos giras europeas, una acompañada de Luz Recagno y otra por Sara Méndez.

En 1992 es ubicada nuevamente Mariana, y le es restituida su identidad y son procesados los apropiadores.

El 19 de abril de 2007, integra la Comisión presidida por Mario Benedetti, del Museo de la Memoria.

El 27 de marzo de 2008, fue designada por la Junta Departamental de Montevideo, ciudadana ilustre.

Mantiene hasta los últimos días de su vida una infatigable búsqueda de su hija María Emilia y de todos los desaparecidos.

"NO PERDER JAMAS LA ESPERANZA"

Fue una impulsora del voto rosado con el fin de lograr la anulación de la Ley de Caducidad en octubre de 2009. Durante una de sus últimas apariciones públicas, María Esther expresaba: "No hay que perder jamás la esperanza y tampoco la decisión de luchar".

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