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jueves, 19 de agosto de 2010

Murió Julio Adán Sánchez (Chómpiras)

La República. 19 8 10. Por Ismael Errandonea.

Julito nació el 1º de abril de 1950, en un hogar humilde de Maldonado. Criado con austeridad, aquel niño tartamudo terminó la escuela y el liceo, pasaron los años y como tantos uruguayos pobres del interior, entró al Ejército.

Pachecato mediante, Medidas Prontas de Seguridad, llegó a 1973, donde se instalaba la Dictadura, la cual a él, lo maduró de apuro. Por negarse a maltratar presos, sus mandos decidieron agarrarlo como ejemplo para el resto de la tropa. Le dieron a mansalva, lo enjuiciaron como traidor a la patria y lo metieron preso.

Producto de varios meses de "tratamiento intensivo", enfermó mental y físicamente.
Pasó 12 años comiendo polenta, ni más ni menos, sólo polenta.

1985: producto del clamor popular, terminó la dictadura y salieron todos los presos. Él no. Pasó de ser juzgado por un tribunal verde (militar) a otro blanco (Médico).

Lo dejaron "preso" hasta 1992. Fue el último preso político en ser liberado.
Comienza una nueva vida con una pensión por militar retirado más pensión por enfermedad.

Se dedica a cuidar coches, participa en cuanta movilización popular hay, y en esa militancia se pasa a llamar "Chómpiras".

En las elecciones de 1994, realiza un trabajo de hormiga para hacer campaña a favor del FA. Se sube a los ómnibus a hablar con la gente.

Producto de esta terapia (que ni el mejor fonoaudiólogo hubiera recetado) deja de tartamudear.

Un tipo austero despojado de todo bien superfluo, austero en serio, que vivía con lo puesto, el resto lo daba, salvo la "cantora", porque era un gran amante de la música del flaco Zitarrosa.

Un veterano de cara curtida, pero de alma joven, pues disfrutaba de juntarse con los muchachos.

Pescador de camarones.

Conoció todas las maneras de ingresar en las listas del Clearing de Informes, pero siempre para dar una mano a alguna familia necesitada. Regaló 4 casas a familias diferentes, mientras él deambulaba en pensiones, casas de amigos o familiares. Se endeudaba para comprarle surtidos a los que necesitaran.

Se dedicó a escribir poemas y a promocionarlos en los ómnibus. Así Montevideo conoció al "poeta del ómnibus".

Vaya un homenaje a ese monumento en vida a la solidaridad, a la sencillez, al compromiso con los más necesitados, militante de todas las horas. ¡Salud!.

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