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martes, 9 de agosto de 2022

Hablar sin saber

 

El pasado sábado Tomás Lynn dedicó su columna semanal a cuestionar a Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos. Puso en evidencia un enorme desconocimiento en la materia. Grosero, dijera Alberto Kesman.




Madres y Familiares ofició de portavoz de un conjunto de organizaciones sociales, más de un centenar, que cuestionan la actuación que los partidos políticos que integran la coalición gubernamental vienen llevando a cabo a la hora de renovar las autoridades del Consejo Directivo de la INDDHH. El cuestionamiento se dirige, entonces, a ese centenar de organizaciones.

El lunes 1º de agosto, antes de comenzar la sesión de la Asamblea General, las organizaciones sociales procedieron a dar a conocer una declaración conjunta explicitando su malestar con el proceso de selección y designación de los próximos directivos de la institución. Elena Zaffaroni, de Madres y Familiares, hizo de vocera de ese colectivo leyendo una declaración, junto con Adriana Vaselli de Serpaj, aunque el matutino El País no lo específicó.

Expresar puntos de vista sin conocimiento de causa, sin conocer la Ley 18 446, como lo hizo Tomás Lynn, lo dejó en falsa escuadra y siendo parte del coro reaccionario que viene arremetiendo en manada contra el organismo que fuera creado en el año 2008 y comenzara a funcionar efectivamente en el año 2012.

La INDDHH mejoró la calidad de la democracia

El órgano de prensa que cobija a Tomás Lynn considera que la Institución es un organismo innecesario, costoso, ineficiente y que superpone su accionar con el de otros órganos del Estado. No es cierto. Inspirada en los Principios de París de las Naciones Unidas, la INDDHH es un órgano no jurisdiccional, distinto al judicial, con procedimientos diferentes, para la promoción y, fundamentalmente, para la protección de los derechos humanos de las personas. Es una instancia adicional diferente para mejorar la vida de los ciudadanos frente a los potenciales abusos de poder de los funcionarios estatales.

La creación de la INDDHH durante el primer gobierno del Dr. Tabaré Vázquez, luego de un enorme esfuerzo multipartidario, fue  un  avance institucional, significó una mejora sustantiva de la calidad democrática. Los derechos humanos pasaron a ser un punto específico en las preocupaciones del Estado, destinado a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.

Vale la pena recordar que en el grupo de trabajo que elaboró el proyecto de ley con el auspicio de la Alta Comisionada para los derechos humanos de la ONU en aquel momento Louise Arbour, estuvo integrado por la actual vicepresidenta de la República Beatriz Argimón, Gustavo Espinoza del Partido Colorado, Iván Posada del Partido Independiente, Margarita Percovich y Daniela Payssé del Frente Amplio, con la coordinación del Dr. Oscar López Goldaracena.

Los sectores sociales con los cuales El País se siente identificado y santifica, los malla  oro según la terminología presidencial, desdeñan las normas de DDHH, no las reconocen y cuando sienten que sus intereses están amenazados o perjudicados recurren a estudios jurídicos de primer nivel o, en último caso, de acuerdo a las circunstancias, a golpes de Estado como ocurrió en nuestro país hace casi 50 años.

Respetar la letra y el espíritu de la Ley 18 446

En última instancia, lo que las organizaciones sociales reclaman es que se cumpla a cabalidad con la letra y el espíritu de la ley que creó la Institución Nacional de DDHH. No se pretende designar a los próximos integrantes del Consejo Directivo. Esa demanda corre por cuenta del columnista. Se reclama, legítimamente, que la selección de los mismos se lleve a cabo de acuerdo a las disposiciones legales vigentes,  tanto en lo que tiene que ver con quienes están en condiciones de proponerlos como en lo referido a la idoneidad de los mismos, sus orígenes y representatividad, teniendo muy presente que es recomendable que algunos de ellos aseguren la continuidad histórica de la gestión.

El Artículo 36 estipula muy claramente que en su integración se procurará asegurar la representación pluralista de las fuerzas sociales de la sociedad civil interesadas en la promoción y protección de los derechos humanos, conforme a los principios de equidad de género y no discriminación.

Los parlamentarios deben elegir soberanamente en función de asegurar la representación  de fuerzas y organizaciones sociales interesadas en la promoción de las normas de derechos humanos. No deben limitarse a elegir personalidades con experiencia, formación y conocimiento, sino a representantes de organizaciones sociales de una manera plural con diferentes sensibilidades temáticas.

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Opinando N° 15 – Año 11 – Martes 9 de agosto de 2022