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jueves, 31 de octubre de 2019

El fin de la edad de la inocencia


Tres generales lo responsabilizan de ocultar información al Poder Judicial


Guido Manini Ríos, sin adoptar nunca una firme posición condenatoria del terrorismo de Estado que protagonizaron las FFAA, ha intentado desvincularse del mismo. Ha declarado que era un joven militar, que no tuvo ningún protagonismo en el mismo.

El tribunal de honor a José Nino Gavazzo y Jorge “Pajarito” Silveira fue una instancia clave: tuvo la oportunidad de su vida para desmarcarse de los hechos del pasado reciente. No lo hizo. Optó por no cumplir con sus obligaciones funcionales y éticas. Prefirió pasar a la historia como encubridor de José Nino Gavazzo para garantizar su impunidad por el asesinato y desaparición de Roberto Gomensoro Josman y de Eduardo Pérez, conocido como el “el gordo Marcos”.

La labor periodística de Leonardo Haberkorn lo puso al descubierto. Gracias a ello, el Dr. Ricardo Perciballe estuvo en condiciones de solicitar la reapertura de ambas causas.

Los militares “del proceso” desprecian a la justicia.

Los oficiales del “proceso” no les mienten a sus superiores, como sí lo hacen a los jueces, a los ministros y a los presidentes de la República. Esta conclusión surge de los expedientes militares sobre tribunales de honor que actuaron en casos puntuales, durante la dictadura, precisamente para preservar el honor de la institución. Así lo ha puesto de manifiesto el periodista de Brecha Samuel Blixen (1). Con total sinceridad, José Nino Gavazzo brindó testimonio en el tribunal de honor que solicitó el coronel retirado José Manuel Cordero en agosto de 1978.

El entonces mayor Manuel Cordero solicitó un tribunal de honor para que juzgara su conducta, ante los rumores sobre su homosexualidad que corrían tanto en Paso de los Toros –donde estaba destinado desde 1977– como en Montevideo.

De igual forma actuó José Nino Gavazzo ante el tribunal de honor que se le formó al haber sido procesado y tener sentencia firme por 28 homicidios muy especialmente agravados junto a Jorge “Pajarito” Silveira.

Tal como lo señaló Leonardo Haberkorn (2), ante la jueza Elhorriburu, en Paso de los Toros, Gavazzo dijo que nunca en su vida había visto a Roberto Gomensoro. Sin embargo,  consta en las actas, en el Tribunal de Honor, declaró que trasladó, solo, el cuerpo del asesinado y lo arrojó a las aguas del Río Negro, en 1973, para hacerlo desaparecer.

Roberto Gomensoro: el primer desaparecido de las FFAA

Para mantenerse en el poder, las Fuerzas Armadas apelaron a toda la metodología represiva disponible en la época. La desaparición forzada de ciudadanos, junto con los asesinatos extrajudiciales, en el marco del Plan Cóndor, la coordinación represiva de los países del Cono Sur, fue una práctica represiva brutal. Según las cifras que se manejan, 196 ciudadanos fueron secuestrados, asesinados y sus cuerpos desaparecidos.

De acuerdo a Leonardo Haberkorn, Roberto “Tito” Gomensoro, estudiante de Agronomía de 24 años de edad, fue secuestrado el 12 de marzo de 1973. Su cuerpo fue tirado al fondo del lago de la represa de Rincón del Bonete, atado a grandes piedras, frente a la ciudad de Paso de los Toros. Fue el primer intento por hacer “desaparecer” a un asesinado en una unidad militar uruguaya. Todavía funcionaba el Parlamento. Pero el “trabajo” no estuvo bien hecho y el cuerpo emergió a la superficie seis días después. Tuvieron que desaparecerlo otra vez.

Ante la jueza Elhorriburu, Gavazzo dijo que nunca en su vida había visto a Gomensoro. Sostuvo que recién llegó a prestar servicios al Grupo de Artillería N° 1,  cuartel de La Paloma, el 26 de marzo de 1973, dos semanas después de la muerte de Roberto Gomensoro.

Eduardo Pérez Silveira: continúa desaparecido

Conocido como “el gordo Marcos”, fue detenido por integrantes de las FFAA, el 5 de mayo de 1974 en la vía pública, en Montevideo, contaba con 24 años de edad, tenía un hijo, era salteño de origen y fue conducido al Grupo de Artillería N° 1, conocido como La Paloma, donde funcionaba la OCOA. Como era habitual por parte de los servicios represivos, fue bárbaramente torturado durante su detención. Fue visto con vida, por última vez, el 10 de mayo de 1974 en el Hospital Central de las Fuerzas Armadas. (3)

Durante sus declaraciones ante el Tribunal de Honor, Jorge “Pajarito” Silveira responsabilizó a José Nino Gavazzo por las torturas y por el asesinato de Eduardo Pérez Silveira. Continúa desaparecido hasta el día de hoy y el Dr. Ricardo Perciballe solicitó la reapertura de la causa.

Manini Ríos no informó a la justicia

Los integrantes del Tribunal de Honor del Ejército le informaron a su comandante, el general Guido Manini Ríos, que Gavazzo había confesado haber tirado el cuerpo de Roberto Gomensoro al río Negro.

La omisión de Guido Manini Ríos de denunciar ante la justicia la confesión voluntaria que brindara José Nino Gavazzo ante el Tribunal de Honor, acerca de la desaparición de Roberto Gomensoro en 1973, hubiera permitido que continuara como inocente de dicho crimen. La causa judicial que lo involucraba había sido archivada. José Nino Gavazzo había sido exculpado en ella por falta de pruebas, ante su negativa.

Al presentar testimonio ante la justicia, indagados por su participación en el tribunal de honor que juzgó la conducta de José Nino Gavazzo y de Jorge “Pajarito” Silveira, los generales Alfredo Erramún, Gustavo Fajardo y José González,  denunciaron a Manini Ríos. Declararon que ellos lo alertaron  en dos oportunidades acerca del tenor de las declaraciones a las cuales accedieron.

El comandante en jefe, así consta en el expediente administrativo, desechó lo asesorado por sus generales. Consciente de las implicancias jurídicas y políticas que la presentación de la denuncia podía tener, optó por no realizarla y encubrir a los involucrados: José Nino Gavazzo y Jorge “Pajarito” Silveira.

Manini pudo colaborar con la búsqueda de los desaparecidos

Tuvo la oportunidad histórica de contribuir al esclarecimiento de dos crímenes horrendos y no lo hizo. Faltó a sus obligaciones como comandante en jefe del Ejército y demostró su escaso interés en colaborar efectivamente con la búsqueda de los detenidos desaparecidos.

Con todas las garantías del debido proceso como corresponde, debería ser juzgado y condenado. Las evidencias  en su contra son abrumadoras. Siguiendo la hoja de ruta de todos los criminales del terrorismo estatal, ya recurrió a la artimaña legal de pedir la inconstitucionalidad de la ley que creó la Fiscalía. La Suprema Corte de Justicia  se expidió de manera contundente rechazando su petición.

Ahora, se amparará en los fueros parlamentarios para evitar ser juzgado y condenado, hasta que la justicia solicite su desafuero para juzgarlo luego del 1° de marzo de 2020.  

La investigación, el esclarecimiento y la sanción penal y administrativa de las graves violaciones a los DDHH, de los autores intelectuales, materiales y sus encubridores, civiles y militares, es un paso imprescindible para afirmar la institucionalidad democrática e impedir que ellas vuelvan a ocurrir.

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Opinando N° 21 – Año 8 – Miércoles 30 de octubre de 2019

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1) Samuel Blixen. Asuntos Internos. Brecha 12 9 2019.

2) Leonardo Haberkorn. Gavazzo sin piedad. Editorial Sudamericana Uruguaya SA. Primera edición: diciembre de 2017

3) Ficha individual de Pérez Silveira, Eduardo, Secretaría de DDHH para el Pasado Reciente de Presidencia de la República.