ABUELAS DE PLAZA DE MAYO ANUNCIÓ LA RESTITUCIÓN DE LA NIETA
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Página 12 - 7 2 14 - Informe: Cecilia
Camarano.
El anuncio fue realizado por Estela de Carlotto, junto a Martín Fresneda y Baltasar Garzón, entre otros. |
La nieta recuperada, cuyo nombre aún no se dio a conocer, es
hija de Oscar Rómulo Gutiérrez y Liliana Isabel Acuña, ambos desaparecidos
desde 1976. “Queremos conocerte, verte, abrazarte, contarte historias de tus
padres”, dijo el tío de la joven.
A pocas horas de tener los resultados de los exámenes de ADN,
la hija biológica de los desaparecidos Oscar Rómulo Gutiérrez y Liliana Isabel
Acuña necesita tiempo para dar a conocer su nombre. “Pidió un tiempo mínimo,
aunque hay en ella una enorme disposición por conocer a su familia”, contó
Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo.
En el primer piso
de la sede de Abuelas había una enorme alegría, que contrastaba con el
escenario ofrecido a dos cuadras de ahí, donde se velaban los restos de los
bomberos fallecidos en la tragedia de Barracas. Fueron dedicadas a ellos las
primeras palabras de Carlotto: “El país está de duelo y las Abuelas somos parte
de este país, así que rendimos nuestro homenaje y les decimos que la vida
continúa; sus compañeros esconden un poco el dolor, que es lo que venimos
haciendo las Abuelas desde hace 36 años, pero con la alegría de estar vivas y
seguir luchando”.
Acompañada por el secretario de Derechos Humanos, Martín
Fresneda; el jurista español Baltasar Garzón; Rosa Roisinblit, vicepresidenta
de Abuelas, y Rodolfo Gutiérrez, tío de la nieta recuperada, junto a otros
nietos y familiares de detenidos desaparecidos durante la última dictadura,
Carlotto hizo oficial ayer, a las 13, la restitución de la identidad de la nieta
número 110. Ella se acercó voluntariamente a Abuelas el 31 de octubre de 2013 a
manifestar las dudas sobre su origen. Allí fue recibida por el equipo de
Presentación Espontánea, el cual la derivó a la Comisión Nacional por el
Derecho a la Identidad, para que se le hicieran los exámenes de ADN en el Banco
Nacional de Datos Genéticos, el 8 de noviembre pasado.
“Queremos agradecer a todo el pueblo argentino que nos ha
acompañado y a la prensa por ayudarnos a difundir algo que todavía no está
resuelto, que es la identidad de alrededor de 400 nietos”, remarcó la
presidenta de Abuelas antes de leer el comunicado oficial.
Allí se señala que
los padres de la joven restituida, Oscar Rómulo Gutiérrez y Liliana Isabel
Acuña, militaban en Montoneros y fueron secuestrados el 26 de agosto de 1976,
aproximadamente a las 6.30 de la mañana de su vivienda en San Justo. Liliana
transitaba su quinto mes de embarazo cuando doce hombres de civil, portando
armas largas y bajo amenazas de muerte, la metieron a ella y a su marido en un
auto. En el mismo operativo fue secuestrada la hermana de Liliana, Elba Eva
Acuña, y también su esposo, Hugo Alberto Sáez.
Oscar Gutiérrez había nacido en La Tablada el 17 de abril de
1951. Sociólogo e hincha de Independiente, se había anotado en Ciencias
Económicas a la vez que trabajaba en una empresa metalúrgica. Liliana Acuña
había nacido el 30 de mayo de 1952 en la ciudad de Buenos Aires y estudió
Veterinaria por unos años para luego pasarse a Agronomía.
Trabajaba dando
clases particulares de matemáticas. Luego de ser secuestrados de su vivienda,
fueron conducidos a la comisaría 4ª de San Isidro, conocida bajo el nombre de
“Las Barrancas”. Cuando ingresaron, ya mostraban señales de haber sido
torturados. Compartían con otras doce personas el sótano de la comisaría.
Mientras estuvieron detenidos allí, sus familiares pudieron saber que se
encontraban con vida, aunque en pésimas condiciones, y que el embarazo de
Liliana seguía en curso. La información se las brindaba un agente, el mismo que
les anunció que Liliana había dado a luz a una nena en San Martín, en diciembre
del ’76 o enero del ’77. Cuando en la comisaría se enteraron del contacto de la
familia con el agente, todos los detenidos fueron trasladados y ya no se
volvieron a tener noticias de ellos. Desde entonces permanecen desaparecidos.
Aun así, las abuelas de esa nena no cesaron en la búsqueda.
Vilma Delinda Sesarego de Gutiérrez, madre de Oscar, fue una de las fundadoras
de Abuelas de Plaza de Mayo. Sus compañeras la recuerdan como “muy lúcida y
suspicaz, dicen que era difícil engañarla con datos o denuncias falsas”, afirmó
Carlotto. Su marido, el médico boliviano Oscar Rómulo Gutiérrez, llegó incluso
a entrevistarse con el dictador Jorge Rafael Videla en Bolivia. Rosa González,
madre de Liliana, se unió a Vilma en la búsqueda de sus hijos y su nieta.
Lamentablemente, ambas fallecieron antes de poder reencontrarse con ella.
La familia con la que se crió le contó a la nieta número 110
que ella había sido entregada por miembros de la Policía Federal, quienes
aseguraban haberla encontrado abandonada en la Ruta 2, en Florencio Varela. “A
pesar del tiempo transcurrido y las huellas que quisieron borrar, la verdad
triunfa sobre la mentira”, dijo Carlotto.
Antes de cerrar la conferencia, la presidenta de Abuelas le
pasó el micrófono a Fresneda. “Este compromiso que tiene el Estado argentino es
el compromiso de la lucha de organismos de derechos humanos, que hoy se han
cristalizado en un Estado presente y en un Estado absolutamente dispuesto a
realizar las políticas necesarias para recuperar hasta el último de nuestros
nietos”, dijo el secretario de Derechos Humanos. A su turno, Baltasar Garzón
afirmó que la recuperación de la nieta 110 es “ver que el trabajo tiene su
recompensa ante la irracionalidad de quienes todavía siguen impidiendo que esa
identidad se recupere”. Denunció que en España “los pasos se están dando a la
inversa”, y llamó la atención a que en su país “se ablanden las conciencias de
quienes tienen la responsabilidad de dar justicia y reparación”.
Casi al final habló Rodolfo Gutiérrez, quien emocionado se
dirigió a su sobrina: “Queremos conocerte, verte, abrazarte, contarte historias
de tus padres. Es una lucha de casi 37 años, una lucha de mis padres, de tu
abuela Vilma, de todas las Abuelas, a las que quiero agradecer, como también al
Gobierno, que desde hace diez años se dedica a tener políticas públicas para
que puedan ocurrir acontecimientos fabulosos como éste, que no es un hecho
individual sino un hecho social, porque una sociedad mejora cuando empieza a
conocerse la verdad”, dijo y destacó el gesto de su sobrina de acercarse por su
propia voluntad a las Abuelas.
“Encontramos un papelito en el archivo de los primeros
tiempos donde decía ‘la abuela tiene un lunar acá y la mamá también, entonces si
era una nena ella lo debe tener’, claro, eso era cuando no teníamos el ADN”, se
sonrió Estela de Carlotto. En la misma línea, Roisinblit agregó que “37 años
atrás no sabíamos si nuestros nietos habían nacido, no sabíamos el sexo, nada,
y no había ningún texto donde aprender todo eso”, remarcó con su nieto
recuperado, Guillermo, parado detrás de ella.
Hacia el cierre, Carlotto invitó a todos los jóvenes que
tengan dudas sobre su identidad a que “se animen a confrontarse con su
historia: les ofrecemos certezas, respeto a sus necesidades, les repetimos que
no están solos, que los espera la libertad”.
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