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sábado, 4 de septiembre de 2010

La Justicia reconstruyó crimen del primer muerto en dictadura


La Justicia reconstruyó anoche el crimen de Ramón Peré, muerto de un disparo ejecutado por un policía el 6 de julio de 1973. El operativo se llevó a cabo en la Guardia de Coraceros.

Ültimas Noticias. 4 9 10.

El juez penal de Tercer Turno, Sergio Torres, se encamina a resolver el caso del primer crimen cometido durante la dictadura. Treinta y siete años después de su muerte, el magistrado cuenta con todos los elementos para resolver respecto al caso de Ramón Peré, un joven estudiante de veterinaria ejecutado a tiros cuando repartía volantes durante la huelga general de 1973.

Anoche, Torres analizó la escena del crimen, que debió ser recreada en la Guardia de Coraceros por "razones de seguridad". El abogado de la familia, Óscar López Goldaracena y la viuda de Peré, Alicia Jaime, estuvieron presentes junto al único testigo de los hechos, un compañero del fallecido que en la noche del 6 de julio de 1973 repartía volantes a su lado.

También estuvieron los dos indagados, un capitán y un policía retirados, quienes esa noche estaban vestidos de civil y, según surge de la indagatoria, corrieron a los estudiantes por la calle Rivera y les dispararon desde la esquina de Bustamante.

A comienzos de esta semana, Torres ordenó la exhumación del cuerpo para una nueva autopsia y el jueves sometió al testigo y a los indagados a un careo en el cual, según fuentes judiciales, se determinó que los estudiantes no portaban armas y que los disparos fueron efectuados por la espalda.

Ayer sobre las 18.30 horas, dos grupos se formaron en la esquina de Rivera y Bustamante. De un lado, bajo el alero de un bar, unos veinte familiares y amigos de la víctima buscaron protección de la lluvia incesante para esperar la reconstrucción, anunciada para las 19 horas. Al otro lado de la calle, un grupo similar de retirados militares se mantuvo firme en la misma espera. No intercambiaron ni una palabra.

A la misma hora, en la Dirección de Interpol se informó a las partes que el juez había resuelto efectuar la reconstrucción en la Guardia de Coraceros por "seguridad", dado que temía enfrentamientos. No se pudo informar a los que esperaban sobre el cambio y así se procedió a una reconstrucción única, dado que el magistrado consideró que de la indagatoria surgió con claridad que no hubo tiroteo sino disparos directos sobre las víctimas.

"Mi padre y su compañero habían salido a repartir volantes y los vieron venir. Estaban de civil pero se dieron cuenta que eran tiras y salieron corriendo para volver a la Facultad. Les tiraron a matar. A papá se lo llevaron a un cuartel y después al Hospital Militar, de donde llamaron a mamá para decirle que estaba herido. Cuando llegó, le dijeron: 'Firme acá y llévese el cuerpo'", contó Andrés Peré.

"Lo quisieron velar en la Facultad pero no dejaron. Cercaron todo y hubo que llevarlo a otro lado. Ni eso se pudo", confirmó su hermana Nancy. "La otra versión está del otro lado de la calle", agregó señalando con la cabeza a los retirados, que prefirieron no hablar.

Sobre las 20 horas, un policía se acercó a informar que la reconstrucción no se haría. Los militares se fueron, los compañeros también. En la esquina quedaron los hijos, el hermano y algunos amigos de Peré, firmes bajo la lluvia.

POR REPARTIR VOLANTES

Ramón Roberto Peré Bardier fue el primer muerto en dictadura, debido a los disparos que recibió el 6 de julio de 1973, mientras participaba de la ocupación de la Facultad de Veterinaria. Tenía 28 años, dos hijos de 4 y 2 años y era estudiante de dicho centro, ayudante de la cátedra de Histología y profesor de Química en el liceo de Tarariras. Era militante del PCU y de la Asociación de Estudiantes de Veterinaria, por lo que en la noche de su muerte salió a repartir volantes con un compañero que sobrevivió y hoy es testigo en el caso. Sufría una enfermedad que le provocaba temblores, por lo que no podía disparar. Cuando murió, no portaba armas.
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