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martes, 17 de agosto de 2010

Repatriación de los restos de uruguaya desaparecida


Los trasladarán hoy desde Chile. Mañana serán sepultados. Soledad Cibils y el embajador Pita coordinaron el operativo.

La República. Martes 17 de agosto de 2010.

Se trata de Mónica Benaroyo. Sus restos fueron identificados en 2008.

El gobierno uruguayo procederá en las próximas horas a la repatriación de los restos de la ciudadana uruguaya, de origen rumano, Mónica Cristina Benaroyo Pencu, cuyos restos fueron identificados en 2008 por las autoridades del gobierno chileno, tras permanecer por más de 35 años desaparecidos.

La titular de la Secretaria de Seguimiento de la Comisión para la Paz (Comipaz), Soledad Cibils, recibió ayer por parte de las autoridades chilenas los restos de Benaroyo, con vistas a su repatriación a territorio uruguayo, y su posterior inhumación. "Se hizo la entrega de los restos a la presidenta de la Secretaría de Seguimiento (...) que tiene la autorización de los familiares para llevárselos, y proceder el miércoles (mañana) a la inhumación de los restos", según expresó el embajador uruguayo en Chile, Carlos Pita.

En este sentido, el diplomático y Cibils se reunieron con el viceministro de Relaciones Exteriores de Chile, Fernando Schmidt, para agradecer la gestión realizada para la entrega de los restos de la ahora ex desaparecida uruguaya.

Los restos de Benaroyo fueron identificados en julio de 2008 por integrantes del Servicio Médico Legal de Chile. El cuerpo de la ahora ex desaparecida uruguaya fue encontrado por un soldado mientras realizaba maniobras de adiestramiento en un recinto militar en Pampa Chica, ubicado en las proximidades de Arica, en el extremo norte del país trasandino.

Benaroyo, de nacionalidad uruguaya, había nacido en Rumania y se había radicado en Chile en 1973, tras el golpe de Estado en Uruguay, encabezado por el dictador, hoy condenado por reiterados delitos de violaciones a los derechos humanos, Juan María Bordaberry. Su caso no aparecía en las listas oficiales de detenidos desaparecidos por los cuerpos represivos de la dictadura militar que encabezaba el general Augusto Pinochet.

La identificación de Benaroyo se logró a través de las huellas dactilares que se cotejaron con la base de datos del Registro Civil en Santiago, donde Benaroyo había tramitado documentación legal, a pesar de la momificación operada sobre el cuerpo.

La momificación llevó a practicar un sistema de hidratación de las yemas de sus dedos que permitió obtener registros dactilares para su comparación con el registro público. El cuerpo fue encontrado decapitado y boca abajo, pero conservaba sus ropas y entre ellas se encontró una caja de cigarrillos marca Hilton que se fabricaba en Chile a fines de los años sesenta.

El caso de Benaroyo no había sido presentado ante la organización de Madres y Familiares de Desaparecidos y recién fue denunciado durante el gobierno de Jorge Batlle ante la Comipaz. El caso no fue confirmado por el Estado chileno, por lo cual no fue incluido dentro del informe final de la Comipaz, según el libro "A todos ellos".

Benaroyo "era hija de diplomáticos rumanos (y) se nacionalizó uruguaya en 1954. Era profesora de filosofía y había estado en Chile huyendo de los peligros del golpe de Estado en Uruguay". Al momento de su desaparición, "había sido invitada a dar clases de filosofía en Cuba (...) hasta allí se conoce su historia. Luego se produjo el hallazgo", explicó el embajador Pita.

La comprobación de la identidad de Benaroyo implicó el inicio de un proceso judicial en Chile, ante la "sospecha de criminalidad". El embajador Pita destacó que actualmente existen ocho procesos judiciales iniciados en Chile por uruguayos desaparecidos o presuntamente asesinados por el accionar represivo de la dictadura de Pinochet.